La mafia rusa y la historia del blues
Dos grandes momentos del guion de la floja película “Blues Brothers 2000” (1998), dirigida por John Landis.
1. Minuto 25:40
Elwood Blues (Dan Aykroyd):
Willy, tus problemas han acabado. Esos rusos no volverán.
Willie (Willie Hall, batería):
Esos tipos son unas malas bestias, Elwood. Van muy en serio. Matan a la gente.
Elwood Blues:
Escucha Willy, a ver si lo entiendes:
Esos matones son lo que queda de la policía secreta soviética que, hasta la llegada de la Perestroika en 1991, aplicaron una versión distorsionada de la doctrina original del marxismo-leninismo sobre la seguridad del estado, cuya corrupción se remonta a la época de Lavrenti Beria en los años 30. Cuando el populacho se habitúa a sufrir una represión de esta magnitud de manera permanente, todo cambio dialéctico radical como la Glásnost produce sujetos como éstos: autómatas sonados y descerebrados cuya única respuesta a las nuevas condiciones consiste en continuar las medidas brutales que llevan programadas en su cerebro desde la caída de los Románov.
2. Minuto 01:11:30
Elwood Blues, al resto de la banda:
Podéis iros, si queréis. Pero recordad:
Si abandonáis ahora, dejaréis atrás la magia, el talento y la vocación. Y vuestros hijos sólo escucharán ritmos tecno con mezclas recicladas digitalmente. Música de sintetizador, las seudo canciones cargadas de violencia del rap, acid-pop y baladas sin alma, dulzonas y pegajosas. Si abandonáis ahora renegaréis para siempre del rico legado americano de Robert Johnson, Muddy Waters, Willie Dixon, Jimmy Reed, Memphis Slim, Blind Boy Fuller, Louis Jordan, Little Walter, Big Walter, Sonny Boy Williamson Primero y Segundo, Otis Redding, Jackie Wilson, Elvis Presley, Leiber & Stoller y Robert K. Weiss.
Donald (Donald Dunn, bajo):
¿Quién es Robert K. Weiss?
Elwood Blues:
Si decidís abandonar ahora, apagaréis la frágil llama del blues, el rhythm & blues y el soul, y cuando esa llama parpadee y expire se extinguirá la luz del planeta, porque la música que ha conmovido a la humanidad durante siete décadas acabará el fin del milenio agonizando y morirá en el arroyo del abandono y el olvido.
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