Impresiones de la Alta Mongolia
Publicado el 4 mayo, 2010 por Antonio Tausiet
El pintor Salvador Dalí ideó en 1974 y estrenó en 1975 la película experimental Impressions de la Haute Mongolie. Hommage a Raymond Roussel. Fue producida por la televisión pública de Alemania Occidental y realizada por José Montes-Baquer.
El homenajeado Raymond Roussel (1877-1933) fue un escritor francés predecesor del surrealismo, que gustaba de los juegos de palabras y las referencias narrativas surgidas de éstos. Uno de sus libros, Impresiones de África (1910), inspiró a Dalí el título de esta película.
El núcleo del filme es la descripción de los paisajes y acontecimientos históricos de la Alta Mongolia por parte de Dalí, mientras vemos las imágenes a las que alude.
Como introducción podemos observar al pintor en su casa de Portlligat y en su museo de Figueras, mostrándonos algunos de sus ingenios. Y al final asistimos al happening que orquestó en Granollers, consistente en la creación de un gran cuadro mediante chorros de mangueras de pinturas de colores mientras una multitud enseñorea pancartas que rezan: “Alta Mongolia” y “Bolígrafo”.
Pero detengámonos en la parte central: “Para recompensar a Gala por su amor y su paciencia, he decidido enviar un equipo de exploradores que vaya a ese país que tanto hemos deseado, la Alta Mongolia, a buscar ese champiñón blanquísimo y alucinógeno, que posee todas las virtudes geológicas”.
Enviada la expedición a un lago y sus islas en la Alta Mongolia Occidental, lugar localizado en los mapas que aparecen en los cuadros de Vermeer, sabemos que allí habitó una antigua civilización cuya princesa y súbditos se alimentaban del polvo blanco alucinógeno de unos champiñones gigantescos. Dalí nos muestra la momia de la princesa mongola, recubierta de “seis mil pequeñas placas de jade”, cada una de las cuales lleva grabadas filigranas que revelan el secreto de su dinastía.
Unas vistas aéreas del lugar presentan tanto los champiñones como los lugares donde se desarrolla la historia, trufada de catástrofes y batallas, que dan paso a un tranquilo paisaje crepuscular del lago.
Por fin, Dalí revela lo que realmente hemos estado viendo durante 30 minutos (el “documental” dura una hora): las formas caprichosas que la corrosión ha creado en la pequeña parte central metálica de un bolígrafo de plástico blanco. Según nos explica, tras orinar con su “pequeño sexo” sobre el bolígrafo, han aparecido, producidas por el ácido úrico, todas las imágenes alucinógenas que nos ha impuesto en el cerebro, micrograbadas por su equipo en un castillo alemán “porque se ha de saber que Dalí es un agente provocador”.
Una versión levemente distinta del hecho mingitorio aparece en una entrevista concedida a Baltasar Porcel para el epílogo del libro “Dalí” (1977) de Ramón Gómez de la Serna:
“Impresiones de la Alta Mongolia es una película mía que han hecho unos alemanes, que vinieron a mi hotel de Nueva York, el St. Regis-Sheraton, para filmar algo mío. Y yo siempre estoy en ebullición. Entonces, estaba viviendo una experiencia extraordinaria. Había ido a mear al váter del hotel, y allí me encontré con una pluma estilográfica, blanca y de metal, que llevaría algún tiempo en el mingitorio, y había recibido muchos riegos de ácido úrico, que la habían medio corroído. Les dije a los alemanes: tienen que filmar esto, enfocar sólo la pluma, que yo iré girando lentamente, y grabar mi voz, lo que yo vaya diciendo. Se pusieron al trabajo. Ahora en pantalla se ven fabulosos paisajes lunares, extraños, bárbaros, mágicos, y se me oye describiéndolos con toda exactitud.: lagos, montañas, desfiladeros. Se ve la Alta Mongolia. Es mejor que las otras películas mías, incluso que Un chien andalou, que hice con Buñuel hace medio siglo casi”.
Aclaremos que Dalí pintó sobre la película pequeños trazos para que apareciesen figuras reconocibles, como podemos ver en los fotogramas adjuntos.
Seguramente Impresiones de la Alta Mongolia es un producto audiovisual de rango menor que Un chien andalou. Lo cual no quita que esta grandísima mascarada no tenga un alto interés. Contiene toda una cosmogonía inventada sobre pequeñas muescas, que aumentadas, se transforman en imágenes de rara belleza, y consigue mantener la atención durante la totalidad de su metraje, gracias a la abrumadora personalidad de Dalí, ese personaje híbrido entre Leonardo Da Vinci y Chiquito de la Calzada.
Enlace sobre la película. Incluye su visionado en el francés original, subtitulado al inglés y al catalán:
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