Ridley Scott y el cine de tarados

Publicado el 6 agosto, 2009 por Antonio Tausiet


Tarados somos todos. Yo el primero. Y este artículo inconexo viene a demostrarlo de nuevo. Ridley Scott, famoso director de cine, tiene una tara fundamental: es un puñetero mercenario. El único elemento común de sus películas es la extraordinaria calidad de su factura. Pero su filmografía es un cóctel donde cabe la comedia, el thriller, el terror, la fantasía, la ciencia ficción, el cine bélico… y una película de tarados: Ridley Scott dirigió en 2003 Los impostores, con un Nicolas Cage espléndido en su papel de obsesivo compulsivo. Véase el apunte sobre este film en la lista de más abajo.
Esa comedia es el elemento común que aglutina el presente estudio. El hecho de que Scott intente con todos los medios a su alcance -que son muy numerosos- que sus películas sean ante todo fábricas de hacer dinero, no quita que un buen puñado de ellas haya pasado por derecho propio a formar parte de las mejores producciones de Hollywood. En mi enajenación, las acabo de ver todas, y os ofrezco una lista comentada, con puntuaciones y todo.
Por otro lado, la nómina de películas que tratan de personajes que están mal de la cabeza, son disminuidos psíquicos, subnormales o locos, es muy extensa. Siempre se ha dicho que constituyen “caramelos” para los actores, porque les dan premios seguros. A mí también me gusta ver cómo se recrea la subnormalidad en la pantalla, seguramente porque tengo experiencia familiar directa en el asunto. Aquí daré cuenta sólo de un puñado de esos filmes, los que versan sobre tarados algo especiales. Para una visión extensa y complementaria, nada mejor que leer el repaso que da Luis Antonio Alarcón en su texto sobre La locura en el cine.
En 1969, Francis Ford Coppola dirigió Llueve sobre mi corazón, en la que James Caan interpreta a un muchacho expulsado de la universidad por haberse quedado atontado para siempre tras recibir un golpetazo en un partido de fútbol americano. La protagonista (Shirley Knight), que se ha ido de su domicilio conyugal para encontrarse a sí misma, se topa con el tarado. Y no se le hace muy fácil librarse de él, porque es un tipo que se hace querer.
En La última película (1971), Peter Bogdanovich retrata la vida de un pueblo deprimente. Uno de los personajes secundarios es Billy (Sam Bottoms), un chaval retrasado mental, protegido del protagonista. La inclusión de este joven inocente acentúa la angustia vital que transmite el filme.
Peter Sellers interpretó a un jardinero sin un gramo de cerebro que está a punto de llegar a ser presidente de su país. Se trata de la impagable Bienvenido, Mr. Chance (Hal Ashby, 1979). A lo largo de la ingeniosa trama, podemos ver cómo el protagonista asciende socialmente gracias a los equívocos que provoca su falta de entendederas. Un tarado con suerte.
Francisco Rabal bordó su papel de Azarías en la adaptación de la novela de Delibes Los santos inocentes (Mario Camus, 1984). Es un personaje de pocas luces, que al final ejerce de herramienta de justicia ante uno de los villanos más terribles de la historia del cine.
Rain Man (Barry Levinson, 1988), narra cómo un vividor (Tom Cruise) se hace cargo de su hermano mayor (Dustin Hoffman), que padece un retraso mental combinado con autismo. La factura del filme es mediocre, pero la actuación de Hoffman y la transmisión de sus circunstancias, magnífica.
Robert de Niro bordó el papel de enfermo de encefalitis letárgica al que revive su doctor Oliver Sacks (Robin Williams) en Despertares (Penny Marshall, 1990). Aunque no se trata específicamente de un tarado mental, la inadaptación con la sociedad al resucitar tras 30 años de letargo, le hace experimentar situaciones similares a las de los disminuidos psíquicos.
La película más famosa de las últimas décadas basada en la vida de un idiota es Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994). El personaje principal, interpretado por Tom Hanks, deambula por la historia de los Estados Unidos paseando su bajo cociente intelectual y haciendo las delicias de los espectadores despreocupados.
Ron Howard dirigió a Russell Crowe en Una mente maravillosa (2001), donde se narra la biografía del premio Nobel John Forbes Nash, un genio que padece de esquizofrenia paranoide. Lucimiento total para el actor y la sensación final de que está mejor conseguida la trama paralela que la principal.
En Una relación peligrosa (Martin Brest, 2002) una pareja de delincuentes secuestra a un joven retrasado mental, interpretado con maestría por Justin Bartha. Filme irrelevante, con algún diálogo interesante y la presencia durante unos minutos de Al Pacino.
Y llegamos a la inmersión total en la filmografía de Ridley Scott. Recordemos que su película de 2003 sería la última de la lista anterior.
Los duelistas (1977) **
Enfrentamiento interpretativo entre Harvey Keitel y Keith Carradine, ambientado en la época napoleónica. Ejercicio de estilo sin mayores valores. Dos oficiales se baten en duelo en distintos momentos de su vida.
Alien, el octavo pasajero (1979) ****
Terror psicológico: una nave espacial alberga la presencia de un ser extraterrestre. Logrado ambiente claustrofóbico e inicio de una saga que todavía no ha terminado.
Blade Runner (1982) ****
Harrison Ford y sus aventuras en un futuro desolador marcaron la pauta del cine de ciencia ficción.
Legend (1985) *
Enorme fiasco sobre seres de fantasía cuyo bosque endogámico alberga un ente demoníaco y unos unicornios. Con Tom Cruise.
La sombra del testigo (1987) **
Melodrama de policías con un desarrollo plano y aburrido. Un agente ha de custodiar a una testigo atractiva.
Black Rain (1989) **
Michael Douglas salta de aquí para allá en Tokio para perseguir a una banda de mafiosos falsificadores de dinero. Cargante.
Thelma y Louise (1991) ***
Entretenido y liberador filme sobre dos mujeres que se escapan en un coche, interpretadas por Geena Davis y Susan Sarandon.
1492: La conquista del paraíso (1992) ***
Gérard Depardieu es Cristóbal Colón en este filme conmemorativo de los 500 años del descubrimiento de América. Impecable.
Tormenta blanca (1996) **
Un capitán de barco (Jeff Bridges) lleva a unos jovencitos a hacer su particular entrenamiento para ser adultos. Innombrable.
La teniente O’Neil (1997) ***
Una senadora supuestamente feminista embarca a una mujer en el entrenamiento militar más duro del mundo. Demi Moore borda el papel de teniente y todo se queda en un entretenimiento más o menos militarista.
Gladiator (2000) ****
Espectáculo puro. Caída y auge de un gladiador romano (Russell Crowe) en una ambientación perfecta y con una fuerza arrolladora.
Hannibal (2001) **
La peor de las cuatro películas de la saga del caníbal Hannibal Lecter. El refinado Anthony Hopkins pasea su elegancia asesina por Florencia.
Black Hawk derribado (2002) ****
Que Ridley Scott sea un mercenario también tiene sus ventajas. Las dos horas largas de esta película presentan una intervención desastrosa en Somalia del ejército de los USA. Prácticamente no hay trama. Sólo guerra. La interpretación, para el espectador, si quiere hacerla.
Los impostores (2003) ***
Comedia de enredo sobre un timador con una enfermedad obsesivo compulsiva (Nicolas Cage). La entrada en su vida de su hija de 14 años le hará bien. Simpática.
El reino de los cielos (2005) ****
El espectáculo de las Cruzadas. Imprescindible ver la versión extendida. Scott se luce en las superproducciones.
Un buen año (2006) ***
Russell Crowe es un agente de bolsa sin escrúpulos que hereda una hacienda vinícola en Francia. La alegría está en el campo, claro. Divertida y hasta entrañable por momentos.
American Gangster (2007) ****
Denzel Washington y Russell Crowe protagonizan esta obra maestra de policía honrado contra mafioso negro. Todos los ingredientes del cine de gángsters están perfectamente integrados en este atractivo producto.
Red de mentiras (2008) ***
La cosa va de espionaje de la CIA. El jefe es Russell Crowe y el agente especial, Leonardo Di Caprio (grandes actuaciones de ambos). Como en el caso del resto de la lista, la ambientación es perfecta, sumándose aquí la maestría en mantener el interés hasta el final.
Robin Hood (2010) **
Nueva entrega del Ridley Scott de espectáculo puro, con magníficos actores y ambientación perfecta. Lástima que eso sea lo único que ofrece.
Prometheus (2012) ***
Aunque se sitúa en el universo de Alien, no tiene nada que ver. Impecable y entretenida superproducción sobre el origen extraterrestre de la humanidad, dirigida al consumidor sin pretensiones. Ni arte ni ensayo.
El consejero (2013) *
Sobre el poder de decisión acerca de si hacer el mal y sus consecuencias. Elenco de famosos para un fiasco extremo. Aburrida, vacía, ridícula.
Exodus: Dioses y reyes (2014) **
Relata el Éxodo, segundo libro de la Biblia, protagonizado por Moisés. Una superproducción muy sosa, que no transmite nada.

Marte (2015) *
Un astronauta se queda solo en Marte. Anodina.

Alien: Covenant (2017) **
Lujosa secuela de Prometheus, con más dosis de terror. Para los amantes del género, quizás.

Todo el dinero del mundo (2017) ****
Manejando como nadie los resortes del cine narrativo, Scott vuelve a demostrar su gran valía. Relata el secuestro del nieto del multimillonario Jean Paul Getty en los años setenta.
El último duelo (2021) ***
Trama medieval dividida en tres capítulos, donde los personajes principales dan su propia versión de una violación. Bien hecha.
La casa Gucci (2021) ***
Culebrón de lujo con actores fenomenales y tono desenfadado. Entretenida, sin más.
Napoleón (2023) ****
Abrumadora biografía del emperador francés, superando todo lo visto antes en batallas y recreación de época. Espectacular.
Y con esto terminamos este repaso inopinado y de doble vertiente. Conclusiones: el cine sobre tarados nos retrata a todos; y Ridley Scott es el representante más significativo de que la ética puede ser devorada sin ningún problema por la estética, y su primo hermano el dinero, dando como resultado entretenimiento de primera calidad, que no es poco para olvidar por un rato nuestras propias taras.

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