La invasión de Libia fue cocinada
El jefe del estado de facto que sustituyó a Gadafi tras su asesinato acaba de confesar que todo fue orquestado desde el exterior para acabar con la República Árabe Popular Socialista.
Gadafi no ordenó el tiroteo que comenzó la falsa revolución de Libia. Ahora después de la destrucción de Libia, Mustafa Abdul Jalil admite al mundo en el Channel One de Libia que los manifestantes que fueron asesinados en Bengasi, lo que causó que la UE y la OTAN atacaran Libia, fueron asesinados por un grupo de espías y mercenarios que no eran libios. Admite que sabía la verdad en ese momento, pero que se hizo para quitar al Gobierno libio y romper el Estado. Admite que fue informado con antelación de que esto iba a suceder y que la gente de Libia no reconocía a los manifestantes muertos porque llevaban ropa de civiles y nadie fue a sus entierros ya que no tenían ningún amigo ni familiares en Libia. (Fuente) (Vídeo)
Esta noticia es la confirmación de la evidencia que nadie quiso ver hace tres años. El país con mejor nivel de vida de África hasta 2011, hoy es un montón de escombros.
A partir del 17 de febrero de 2011, en Libia el pueblo se vio obligado a enfrentarse con grupos poco numerosos que atacaban comisarías de policía y cuarteles del ejército y se apoderaban de las armas. Ocuparon varios edificios, y de noche abrían fuego, aterrorizando a la población local. En las comisarías se produjeron tiroteos entre estas bandas y los policías. El total de los fallecidos de ambas partes fue entre 150 y 200 personas.
La llamada Conferencia Nacional de Oposición Libia, un grupo minoritario sin apenas representación, había convocado el Día de la Ira contra el régimen socialista, pese a que en Libia no existía el descontento de la población de sus países limítrofes (Túnez, Egipto). Este evento fue aprovechado desde el exterior por grupos extremistas islámicos (lo que, generalizando, se ha dado en llamar Al Qaeda) y el 21 de febrero se comenzó a propagar la mentira de que allí habían muerto miles de personas por bombardeos del régimen.
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución de condena el 26 de febrero y otra de intervención el 17 de marzo, basándose en las notas erróneas de agencias de noticias árabes, difundidas luego por todos los medios occidentales. Gadafi pidió que se enviara una comisión internacional para investigar los hechos, solicitud que no fue aceptada. Algunos diplomáticos libios renunciaron a sus puestos, creyendo la versión de la supuesta masacre. Los destacados en Estados Unidos fueron comprados.
El 19 de marzo, una coalición internacional liderada por Estados Unidos, Reino Unido y Francia, atacó el territorio libio con el pretexto de salvaguardar a la población de los supuestos ataques de Gadafi. El 31 de marzo se trasladó el mando de la operación a la OTAN.
(Extraído de mi Manifiesto a favor de Libia, abril 2011)
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