¡Arcángeles!
Ángeles hay muchos en la literatura religiosa. Pero
arcángeles, sus jefes, hay menos. De hecho, en el santoral católico no hay más
que tres, que se celebran conjuntamente el 29 de septiembre: san Miguel, san
Gabriel y san Rafael. Sólo los dos primeros son reconocidos por los
protestantes.
Pero en el extenso mundo de los textos religiosos abrahámicos
considerados apócrifos aparecen cuatro más, hasta siete: Uriel, Azrael, Raziel
y Sariel. En el Libro de Enoc los
siete son Miguel, Gabriel, Rafael, Uriel, Sariel, Raguel y Remiel. En la
tradición ortodoxa y católica oriental hay también siete: además de los
nombrados Miguel, Gabriel, Rafael y Uriel, añaden a Barachiel, Jegudiel y
Sealtiel (a veces incorporan un octavo, Remiel).
También son siete en la iglesia anglicana: los recurrentes
Miguel, Gabriel, Rafael y Uriel, además de Camael, Jofiel y Zadkiel, todos
procedentes de la tradición hebrea. La variante copta adopta sus propios siete,
repitiendo a Miguel, Gabriel, Rafael, Uriel y Zadkiel, y añadiendo al nombrado
Sealtiel y a Ananiel. En el islam son cuatro: los ya nombrados Miguel, Gabriel
(Jibril), Rafael (Israfil) y Azrael.
Para acabar de completar la lista, también están Haniel, Hadraniel,
Cassiel, Metatrón, Sandalfón y Abadón.
Es justo y necesario ordenar alfabéticamente a estos 22
arcángeles, explicando un poco quiénes son. Allá vamos.
Abadón (Apolión). De tradición judeocristiana. Ángel
exterminador, destructor y del abismo. Rey del ejército de langostas del
Apocalipsis y ejecutor de la décima plaga del Éxodo, como asesino de los
primogénitos egipcios. Luis Buñuel dirigió El
ángel exterminador.
Ananiel. De tradición judeocristiana. Aunque en el Libro de Enoc es uno de los ángeles
caídos, los coptos lo consideran un arcángel guardián de las puertas del cielo,
encargado de los fenómenos atmosféricos, como las tormentas.
Azrael. Arcángel de la muerte para judíos y musulmanes.
Conduce las almas de los muertos para ser juzgadas. El gato de la serie Los Pitufos se llama así.
Barachiel. Santo ortodoxo y católico oriental, protector de
los humanos y jefe de los ángeles de la guarda. En la iconografía lleva un
cesto de pan.
Camael (Chamuel). De tradición judía y anglicana. Portador
de la fuerza de Dios que da coraje, acompañó a Jesús en la oración del huerto. Sostiene
el sagrado cáliz o Santo Grial. Asociado al planeta Marte.
Cassiel (Zaphkiel, Safkiel). De tradición judeocristiana.
Conocimiento de Dios. Ayuda a comprender el porqué de las cosas, mediante la
soledad y las lágrimas. Asociado al planeta Saturno. Es uno de los
protagonistas de El cielo sobre Berlín,
de Wim Wenders.
Gabriel (Jibril). Uno de los tres arcángeles principales, el
más importante para los musulmanes, santo católico, mensajero de Dios a los
humanos. Se apareció a María para anunciarle que sería la madre de Jesús,
reveló el Corán a Mahoma y toca la trompeta para anunciar a Dios. Asociado a la
Luna. Muy presente en los espirituales negros.
Hadraniel. De tradición judía, guarda una de las puertas del
cielo. Su tamaño imponente, que simboliza la majestad de Dios, asustó a Moisés
cuando recibió la Torá con los Diez Mandamientos.
Haniel (Anael). De tradición judía, en ocasiones considerado
femenino. Simboliza la gracia de Dios. Se le relaciona con el amor. Asociada al
planeta Venus.
Jegudiel. Santo ortodoxo y católico oriental, representa la
penitencia y protege a los trabajadores. Lleva una corona en una mano y un
látigo en la otra.
Jofiel (Zuriel). De tradición judía, en ocasiones
considerado femenino. Representa la sabiduría y la belleza. En relatos
posteriores, compañera de Metatrón. Custodiaba el jardín del Edén y fue
profesora de Sem, hijo de Noé.
Metatrón. De tradición judía, escriba de Dios. Compañero de
Jofiel y hermano de Sandalfón, guio al pueblo israelí por el desierto. Creó el
Cubo de Metatrón, una figura geométrica sagrada. En la tierra había sido el
profeta Enoc, padre de Matusalén.
Miguel. De tradición judeocristiana e islámica. Líder de los
arcángeles y de los ejércitos celestiales, santo católico, vencedor de Satanás,
protector de la Iglesia y conductor de los justos al cielo. Asociado al Sol, se
le rinde culto en lugares elevados como el Monte Saint-Michel.
Rafael (Israfil). De tradición judeocristiana e islámica. Uno
de los tres arcángeles principales, santo católico, sanador de enfermedades. Se
disfrazó de Azarías para guiar a Tobías. En el islam, él es que toca la
trompeta y no Gabriel. Asociado al planeta Mercurio.
Raguel. De tradición judía, es el guardián del orden y la justicia.
Supervisa el comportamiento de los ángeles.
Raziel. De tradición judía, es el guardián de los secretos y
los misterios. Dictó a Adán el Libro de
Raziel, que contiene doctrina secreta sobre la magia y todo el
conocimiento; lo heredaron Enoc, Noé y Salomón.
Remiel (Jeremiel). De tradición judía y ortodoxa, es el
arcángel de la resurrección, y por ello encarna la esperanza. Acompaña las
visiones verdaderas.
Sandalfón. De tradición judía, recibe las oraciones.
Asociado a la música, preside el coro de los ángeles cercanos. Hermano de
Metatrón, en la tierra fue el profeta Elías.
Sariel (Zerachiel). De tradición judía, resplandor de Dios.
Asociado a las luces del firmamento, es el guardián de los espíritus pecadores.
Se le invoca en amuletos contra el mal de ojo.
Sealtiel. Santo ortodoxo y católico oriental, inspira la
oración. Por ello se le representa con las manos unidas. Preside el coro de los
ángeles del trono de Dios.
Uriel. De tradición judía y ortodoxa. Luz y sabiduría.
Ilumina el intelecto revelando verdades. Advirtió a Noé del diluvio, guio a
Enoc por el cielo e instruyó a Esdras en el Apocalipsis
de Esdras. Con su espada de fuego, expulsó a Adán y Eva del Paraíso.
Zadkiel (Sachiel). De tradición judía. Justicia y
misericordia de Dios, inspira el perdón. Impidió el sacrificio de Isaac por
Abraham. Asociado al planeta Júpiter. Es uno de los arcángeles resucitados por
la Nueva Era, relacionado con personajes de opereta como el conde Saint Germain
o Madame Blavatsky.
Un equipo de personajes que, como todos los de ficción
cocidos a fuego lento a través de los siglos, es interesante en alto grado. Si
Cristo, la Virgen y los santos son alter egos de los dioses del Olimpo, los
arcángeles parecen unos actores invitados injustamente olvidados. Unas
poderosas metáforas de las tribulaciones humanas. Metódicas y precisas
alegorías de nosotros mismos.
Ver también: ¡Demonios!
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