Ciencia recreativa
Hay un principio fundamental de la física que dice que las
cosas, con el tiempo, se desordenan. La entropía es la medida que indica el
grado de desorden. Esto nos lleva a pensar que una persona que ordena las cosas
es alguien que se niega a ser arrastrado por la corriente del tiempo. Yo ordeno
las cosas. El tiempo desordena, desintegra, destruye.
Todo lo que existe está muriendo. Todo lo que hacemos es
luchar contra el implacable aumento de la entropía. Lavamos la ropa, pero
volverá a ensuciarse. Amamos, pero moriremos.
La entropía se produce porque, entre todas las posibilidades
de algo al moverse durante un tiempo en el espacio, la de que recupere su orden
inicial sólo es una. Nuestra experiencia del tiempo como una flecha hacia
adelante es fruto de la entropía. Y el desorden comenzó en el Big Bang, cuando
empezaron también el espacio y el tiempo.
Y mientras tanto, existe una realidad en la que estamos
inmersos, absolutamente contraintuitiva: el espacio-tiempo. Esta aportación de
Einstein, comprobada matemática y experimentalmente, consiste en que el
espacio, con sus tres dimensiones, y el tiempo, que es la cuarta, forman un
todo.
La luz (y el resto de ondas electromagnéticas) viaja siempre
a la misma velocidad, aunque vaya en un vehículo con su propia velocidad. El
tiempo pasa más lento dentro del vehículo, con respecto al espacio de fuera. Y el
vehículo disminuye su tamaño.
Todo esto sucede porque el espacio-tiempo es flexible, y se
curva ante la presencia de los objetos. Por eso los cuerpos celestes orbitan.
Lo llamamos gravedad.
Lo que da la masa a las partículas que conforman las cosas
es el campo de Higgs, que está ahí, como se demostró en 2012 creando un bosón
de Higgs en el LHC. Además, el Universo se está expandiendo cada vez más
rápidamente, contra la fuerza de la gravedad, gracias a la energía oscura, que
es el 70 por ciento de lo que hay. O sea que, si pesamos el Universo, el
espacio vacío es lo que más pesa.
Cuanto más rápido nos movemos a través del espacio, más
lento pasa el tiempo, y viceversa. En la vida cotidiana esto no es evidente,
porque nuestros movimientos son relativamente lentos. Ello lleva a la
conclusión de que pasado, presente y futuro coexisten. Y además, la fuerza de
la gravedad también hace que el tiempo pase más despacio.
Si giramos unas horas en torno a un agujero negro, que
ejerce mucha gravedad, el tiempo pasará mucho más lento. Al volver a la Tierra,
habrán pasado muchos años. Habremos viajado al futuro.
Viajar al pasado ya es más complicado. Si existen los
agujeros de gusano, predichos por Einstein, éstos unirían espacios y tiempos
distintos. Pero no solemos ver viajeros procedentes del futuro por aquí. Muchos
físicos dicen que viajar al futuro es posible, pero al pasado no.
El tiempo sólo tiene sentido si hay acontecimientos. Cuando,
por el efecto de expansión acelerada del Universo, todo esté muy lejos entre
sí, no habrá eventos: no habrá tiempo.
Cuando nos relacionamos con nosotros mismos o con otra
gente, cuando nos informamos de lo que sucede en el mundo, tenemos una noción
del tiempo clara: suceden cosas. Eso es el tiempo en la experiencia cotidiana.
Si no pasa nada, el tiempo transcurre más despacio, y viceversa.
Si nos adentramos en la materia, las leyes físicas confirmadas
que rigen dentro de los átomos son todavía más extrañas. La mecánica cuántica
se ocupa de ellas, y lo más inquietante de todo es que nos hablan no sólo de lo
que ocurre a escala infinitesimal, sino de la realidad en general. Las
partículas se rigen por probabilidad, no por certeza. Están en un determinado
lugar, o no, según el azar. Y se puede predecir su comportamiento mediante
leyes físicas, que funcionan: toda la electrónica se basa en la mecánica
cuántica.
Einstein nunca estuvo de acuerdo con las leyes de la
mecánica cuántica: creía en la certidumbre y pensaba que la mecánica cuántica
no estaría completa mientras no pudiera predecir todos los lugares donde
estuvieran las partículas.
El entrelazamiento consiste en que dos partículas pueden
compartir sus propiedades al estar cerca, y seguir comportándose igual, aunque
se separen. Esto se ha realizado en experimentos, en los que cuando se altera
una partícula entrelazada con otra lejana, la segunda se altera igual. Y
llevaría a la teletransportación.
Los ordenadores cuánticos pueden realizar ingentes tareas simultáneas,
alcanzando mucha más capacidad que los convencionales. Sus elementos están a la
vez en una u otra posición.
La teoría de cuerdas sostiene que los quarks se componen de
cordeles de energía, cuya vibración define a cada partícula. Y que además
existirían en un mundo de 11 dimensiones, con posibles universos paralelos. Si
se confirmase, la teoría M, que combina todas las hipótesis de las cuerdas,
sería la teoría del Todo, que explicaría a la vez la física de partículas y la
de objetos masivos, hoy todavía incompatibles.
Por eso yo creo que andar aferrándose a creencias una vez
superado el mito no tiene sentido, y es más lógico y debería ser más humano interesarse
un poco por la ciencia, que ya aporta suficiente misterio.
Obras de Brian Greene, divulgador y científico:
El universo elegante
-teoría de cuerdas- (libro de 1999 actualizado en 2003 -en español en 2006-,
serie de 2003, 3 capítulos)
El tejido del Cosmos,
-espacio y tiempo, mecánica cuántica- (libro de 2004, serie de 2011, 4
capítulos)
La realidad oculta
-universos paralelos- (libro de 2011)
Hasta el final del tiempo
-historia del Universo- (libro
de 2020)
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