El paso al capitalismo de los países del Este

Polonia, Hungría, Alemania del Este, Checoslovaquia, Bulgaria, Rumania, Albania, Yugoslavia y la Unión Soviética constituyeron un bloque de países socialistas tras la Segunda Guerra Mundial. Junto a otros como China, Corea del Norte, Cuba o Vietnam formaron parte del mundo no regido por el capitalismo en la Guerra Fría (1945-1991), que mantuvo enfrentadas a las dos grandes potencias: la Unión Soviética y los Estados Unidos.

La transición de la economía planificada a la de mercado en esos nueve países europeos supuso una gran caída del poder adquisitivo, la pérdida de los derechos sociales y el auge de las mafias. Por otra parte, el desequilibrio mundial de fuerzas, inclinado del lado occidental, propició las políticas antisociales del nuevo liberalismo, iniciando un proceso de leyes laborales cada vez más regresivas y acelerando las privatizaciones de las empresas estatales.

La mayor parte de los países del Este, tras su paso al capitalismo, se han ido integrando en la OTAN, alianza militar con los Estados Unidos creada en 1949, pese a la promesa estadounidense en 1990 de no ampliar la alianza con esas naciones. Esta política expansionista se interpreta en Rusia como una amenaza militar y está en el origen de la invasión de Ucrania.

Polonia sufrió en 1988 el azote de las huelgas convocadas por el sindicato católico conservador Solidaridad, dirigido por Lech Walesa y financiado por Estados Unidos. El general Wojciech Jaruzelski, presidente de Polonia, legalizó el sindicato y convocó elecciones legislativas el 24-8-1989, que precipitaron la caída del comunismo y la victoria en las elecciones presidenciales de 1990 de Lech Walesa. Polonia se unió a la OTAN en 1999.

Hungría, con Janos Kadar como líder entre 1956 y 1988, vio cómo dentro de su propio partido comunista la facción procapitalista se convirtió en mayoritaria, permitiendo el paso de alemanes del este al oeste por su territorio, eliminando el telón de acero con Austria y disolviendo el partido el 7-10-1989. En las elecciones parlamentarias de 1990, resultó ganador el partido conservador, con Jozsef Antall al frente. Hungría se unió a la OTAN en 1999.

Alemania del Este había tenido como presidente a Erich Honeker desde 1976. En octubre de 1989 renunció a su cargo debido a protestas sociales. El 9-11-1989 se abrió el muro de Berlín, y en 1990 se procedió a la llamada reunificación, que fue una adhesión al sistema político de Alemania Occidental, con el canciller conservador Helmut Kohl al frente del Gobierno y la pertenencia a la OTAN desde 1955.

Checoslovaquia sufrió la llamada Revolución de Terciopelo, liderada por el escritor conservador Vaclav Havel, que se convirtió en presidente tras la renuncia del comunista Gustav Husak el 10-12-1989. Ya en 1993, se produjo la separación entre la República Checa y Eslovaquia, tras la declaración de independencia de esta última el año anterior. Se unieron a la OTAN en 1999 y 2004 respectivamente.

Bulgaria tuvo como líder desde 1954 a Todor Zhivkov, que dimitió en 1989. El 7-12-1989 se creó la llamada Unión de Fuerzas Democráticas (conservadora) y en 1990 ganó las elecciones el partido socialdemócrata (heredero del comunista), que dio paso a la UFD al año siguiente. Bulgaria se unió a la OTAN en 2004.

Rumania tuvo como presidente a Nicolai Ceaucescu desde 1967. En diciembre de 1989 se produjeron manifestaciones armadas (“Revolución de Navidad”), y las tropas rebeldes lo ejecutaron el 25-12-1989. Tras las elecciones de 1990, el partido socialdemócrata gobernó durante casi dos décadas. Rumania se unió a la OTAN en 2004.

Albania, gobernada por Enver Hoxha entre 1941 y 1985, rompió con la URSS en 1960 y fue prochina entre 1968 y 1978. El sucesor de Hoxha, Ramiz Alia, tuvo que soportar revueltas en 1989 y legalizó nuevos partidos el 11-12-1990. En 1991 convocó elecciones, que ganó. Albania se unió a la OTAN en 2009.

Yugoslavia, con Tito al frente hasta 1980, había roto con la URSS ya en 1948. Entre 1991 y 1992, el país se dividió en seis repúblicas: Eslovenia, en la OTAN desde 2004; Croacia, en la OTAN desde 2009; Bosnia-Herzegovina; Montenegro, en la OTAN desde 2017; Macedonia del Norte, en la OTAN desde 2020; y Serbia.

La Unión Soviética heredera de la revolución de 1917 tenía como líder al comunista reformador Mijaíl Gorbachov desde 1985. En agosto de 1991, la facción tradicionalista del PCUS le organizó un golpe de Estado fallido. El 24-8-1991, Gorbachov dimitió y le sucedió el conservador Boris Yeltsin. El 29-8-1991, el partido comunista cesó su actividad. Y en diciembre del mismo año se disolvió la Unión Soviética, tras la cascada de declaraciones de independencia de sus 15 repúblicas: Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Azerbaiyán, Georgia, Turkmenistán, Uzbekistán, Tayikistán, Armenia, Kazajistán, Kirguistán, Estonia, Letonia, Lituania y Moldavia. En 1999, el conservador Vladimir Putin sucedió a Yeltsin como presidente de Rusia.

El paso al capitalismo de los países del este y la desintegración de la Unión Soviética fueron el precedente de tres décadas de liderazgo mundial estadounidense sin discusión. Sin embargo, el crecimiento económico de la República Popular China ha propiciado que actualmente se vuelva a la política de bloques mundial. Así, los Estados Unidos y sus satélites, incluida la Unión Europea, serían los oponentes de los países emergentes o BRIC: Brasil, Rusia, la India y China, además de otros aliados. La llamada Nueva Guerra Fría, además de mediante guerras vicarias como la de Ucrania, se produce sobre todo económicamente, a base de competencia tecnológica, y parece que China tiene todas las de ganar.

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