Dos tópicos clásicos
1. El amor y la muerte
El amor simboliza lo positivo, lo que se desea. La muerte, lo negativo, lo que se teme. La dicotomía universal amor/muerte es un tópico clásico. Cuando aparece el primero desaparece la segunda. El amor lucha contra la muerte. Aunque, evidentemente, gana la muerte.
Por otro lado, cuando falta el amor (lo deseado, lo necesario, en sentido amplio) se desea la muerte (abandonar el valle de lágrimas). En ese sentido, la muerte sería el mejor antídoto contra la falta de amor (recordemos que Lichis cantaba “es la falta de amor / la que llena los bares”).
Estéticamente, el amor se identifica con la belleza (representación del placer) y la muerte con la fealdad (representación del dolor).
Orfeo bajó al infierno (lugar de la muerte) en busca de su amada Eurídice; igual que Dante pasó por allí en pos de Beatriz. Platón, Ovidio, Goethe, Schopenhahuer, Shakespeare, Goya y Tolstói han reflexionado sobre esta dicotomía. En la filosofía oriental, los opuestos se denominan yin y yang, ampliando el concepto occidental que tenemos sobre el amor y la muerte. En política, la izquierda reivindica el amor (libertad, igualdad, fraternidad) y la derecha representa lo que lleva a la muerte (opresión, disparidad, egoísmo).
2. El arte y la naturaleza
El arte es la imitación de la naturaleza por parte del hombre. Por un lado, está la naturaleza (todo lo que no es el hombre) y por otro el género humano (que cuando ejerce la creación artística sólo tiene un modelo: la naturaleza). Desde un punto de vista humano, la naturaleza es eterna por inabarcable, mientras que el hombre es finito (mediante la muerte). Claro que hay dos tipos de mirada humana al entorno: la que se queda con la apariencia (forma) y la que consigue profundizar (fondo). La segunda mirada es la que poseen los artistas.
Claro que también hay creación artística que escarba en lo más profundo del género humano, en vez de tomar la naturaleza como modelo. No hay contradicción: basta recordar que los humanos también formamos parte de la naturaleza.
La belleza es la consecuencia clásica de la creación artística. Lo cual cierra el círculo de las dicotomías: a través del arte se manifiesta el amor (experiencias exclusivamente humanas); y a mayor abandono del humanismo, más posibilidad de encontrar, provocar o experimentar la muerte. Pero de la guerra y el crimen ya hablaremos otro día.
El amor simboliza lo positivo, lo que se desea. La muerte, lo negativo, lo que se teme. La dicotomía universal amor/muerte es un tópico clásico. Cuando aparece el primero desaparece la segunda. El amor lucha contra la muerte. Aunque, evidentemente, gana la muerte.
Por otro lado, cuando falta el amor (lo deseado, lo necesario, en sentido amplio) se desea la muerte (abandonar el valle de lágrimas). En ese sentido, la muerte sería el mejor antídoto contra la falta de amor (recordemos que Lichis cantaba “es la falta de amor / la que llena los bares”).
Estéticamente, el amor se identifica con la belleza (representación del placer) y la muerte con la fealdad (representación del dolor).
Orfeo bajó al infierno (lugar de la muerte) en busca de su amada Eurídice; igual que Dante pasó por allí en pos de Beatriz. Platón, Ovidio, Goethe, Schopenhahuer, Shakespeare, Goya y Tolstói han reflexionado sobre esta dicotomía. En la filosofía oriental, los opuestos se denominan yin y yang, ampliando el concepto occidental que tenemos sobre el amor y la muerte. En política, la izquierda reivindica el amor (libertad, igualdad, fraternidad) y la derecha representa lo que lleva a la muerte (opresión, disparidad, egoísmo).
2. El arte y la naturaleza
El arte es la imitación de la naturaleza por parte del hombre. Por un lado, está la naturaleza (todo lo que no es el hombre) y por otro el género humano (que cuando ejerce la creación artística sólo tiene un modelo: la naturaleza). Desde un punto de vista humano, la naturaleza es eterna por inabarcable, mientras que el hombre es finito (mediante la muerte). Claro que hay dos tipos de mirada humana al entorno: la que se queda con la apariencia (forma) y la que consigue profundizar (fondo). La segunda mirada es la que poseen los artistas.
Claro que también hay creación artística que escarba en lo más profundo del género humano, en vez de tomar la naturaleza como modelo. No hay contradicción: basta recordar que los humanos también formamos parte de la naturaleza.
La belleza es la consecuencia clásica de la creación artística. Lo cual cierra el círculo de las dicotomías: a través del arte se manifiesta el amor (experiencias exclusivamente humanas); y a mayor abandono del humanismo, más posibilidad de encontrar, provocar o experimentar la muerte. Pero de la guerra y el crimen ya hablaremos otro día.
Y luego está la cosa del amor "contra natura". Por un lado somos humanos (o sea, "contra natura") y nos organizamos mediante sistemas "contra natura", como la democracia; por otro lado somos animales, y creamos los tabúes para ocultarlo y seguir nuestro plan colectivo (homofobia, regulación del incesto y la antropofagia, etc).
ResponderEliminarSin olvidar que tendemos a rechazar lo "artificial", o sea lo humano, y a ensalzar lo "natural", o sea lo no humano.
ResponderEliminarEl amor es hombre y la muerte es mujer, El odio es hombre y la vida es mujer...y la ambiguedad hace pieza a la persona que no siempre es mujer...somos un interesante lio clásico-contemporáneo-constante, si bien o si mal...
ResponderEliminarInteresante lío, sí.
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