Mi artículo sobre los Premios Simón



Bonito artículo mío sobre los Premios Simón del cine aragonés, en la revista de los abogados, también disponible en pdf: http://www.reicaz.org/circubol/abogados/raboga11.pdf


Con la convocatoria en 2012 de los primeros Premios Simón del Cine Aragonés (una iniciativa de la Asamblea de Cineastas Aragoneses) se pone sobre la mesa la evidencia de un hecho: la existencia de un arte en un territorio. Más allá de quiénes reciben los galardones, este año y los siguientes, la importancia de dar a conocer una de las disciplinas artísticas entre los ciudadanos es indudable.
Los tópicos, que suelen asentarse sobre realidades luego distorsionadas, hablan de Aragón como un lugar donde el cine tuvo su importancia. La realidad es que el cineasta de quien quizás se haya escrito más en toda la historia, Luis Buñuel, nació en Aragón. Y que otro de los realizadores que han representado a España en el exterior, Carlos Saura, también es aragonés. La lista se puede agrandar con Florián Rey, José Luis Borau, Fernando Palacios y José María Forqué, aragoneses los cuatro y responsables de hitos históricos del cine nacional. Por no hablar de Segundo de Chomón, que -oriundo de Teruel- fue uno de los pioneros.
Como es sabido, el cine es aglutinador. Todas las demás artes confluyen en el audiovisual: la música, la plástica, el teatro. Pero además de parásito, el cine es testigo, es ojo, es un notario de su tiempo, por cuanto reproduce la realidad, tamizada por el autor: igual que el resto de ojos reproducen las realidades filtradas por los respectivos cerebros a los que sirven.
Aragón es una comunidad de seres humanos con unas peculiaridades comunes. Su cine, en términos genéricos, es, sin embargo, universal. Todos los nombres citados corresponden a personas que desarrollaron su trabajo fuera de Aragón. Pero más de un siglo después del nacimiento del cine, Aragón sigue generando arte audiovisual. Y en muchos casos, hoy los creadores son personas que viven en sus tres provincias. Humanos que crean arte. Porque no es otra cosa iluminar un escenario, editar unas imágenes en un ordenador, escribir un texto, interpretarlo, dirigirlo. Y los elementos que conforman un territorio son su paisaje, sus costumbres, sus habitantes… y los productos de su trabajo. Más aún si se trata de trabajos que se ponen a disposición de los sentidos para reflejar realidades colectivas.
La distorsión que acarrean los tópicos es el peaje chusco de la cultura popular mal entendida. Aragón ha vendido durante décadas ausencia de sutileza, populismo degradado, cortedad de miras. Y sin embargo, la situación actual en nuestra tierra del arte más popular -el audiovisual incluye el cine, pero también la televisión y los millones de vídeos y animaciones de internet- es, por resumirlo en una sola palabra, brillante.
Brillan por su ingenio y profesionalidad decenas de productoras audiovisuales, programas de televisión, cortometrajes, videoclips y películas largas, destacando el documental, que ha cobrado un brío excepcional en los últimos años. De los diferentes foros educativos ideados en los años noventa, han surgido trabajadores que demuestran su buen hacer en productos dados a conocer en la televisión autonómica, en encargos de empresas privadas y en difusión de las distintas administraciones públicas. Pero no sólo. También, en las tres últimas décadas, se cuentan por cientos las iniciativas audiovisuales aragonesas que están fuera de los círculos profesionales. Creadores que, principalmente a través del cortometraje y sin un presupuesto elevado, han alcanzado cotas de excelencia que sólo se pueden medir con el baremo de los sentimientos, de la poesía, del humor, de lo esencialmente humano.
El cine es entretenimiento, denuncia, alegría, terror, lágrimas y aplausos. Aragón lleva décadas aportando todo eso al imaginario colectivo universal. Y nuestra época es de las que generan arte, para luchar contra los miasmas sociales.
Y volvemos a Aragón como idiosincrasia. Oficialmente, la primera película española se rodó en Aragón, en el mismo lugar que -también oficialmente- la Virgen María tuvo a bien visitar en carne mortal. En Aragón se promulgaron unas leyes forales que duraron 500 años; se experimentó un estado anarquista único en la historia universal. Pero más allá de los mitos Aragón se sigue asentando en realidades palpables. Un territorio árido con humanos resistentes y una lamentable oligarquía tradicionalista, que sin embargo destila caricias en forma de películas. Un lugar de paso en el que el viento azota las neuronas y fabrica sueños y vanguardias. Un sitio donde los esfuerzos son casi siempre individuales, pero conforman un espectro colectivo. Una comunidad donde los representantes de los ciudadanos no destinan apenas nada de lo que aportamos todos para sufragar la distribución de las obras audiovisuales, y muy pocos de esos euros para su producción y promoción.
El presidente de la Asamblea de Cineastas Aragoneses, José Ángel Delgado, propuso la convocatoria de los primeros Premios Simón del Cine Aragonés, con vocación de permanencia y la intención de sumar un nuevo hito en el reconocimiento de la identificación de Aragón con el cine. No es el primero, puesto que llevan muchos años celebrándose festivales y muestras audiovisuales en esta tierra; además de otras actuaciones como la de dar nombre a calles, parques y edificios públicos con referencia al tema. La iniciativa fue aprobada por mayoría en el seno de la asociación. Los pormenores -denominación, candidaturas, bases, proceso, gala de entrega- han sido aportes de los distintos miembros, siempre consensuados por mayoría.
El nombre y la figura del trofeo aluden a Simón del desierto (1965), última película mexicana de Luis Buñuel. Basada en la leyenda de Simeón el Estilita, santo cristiano que se retiró a rezar sobre una columna, en su banda sonora aparecen los tambores de Calanda en tres ocasiones. Y sobre todo, se desarrolla en el desierto, un ámbito que los aragoneses conocemos de sobra por formar parte de nuestro paisaje y de nuestra peculiar autocrítica poética (esa referencia repetida al “inmenso páramo”). La estatuilla, una columna coronada por el personaje que le da el nombre, ha sido diseñada por el miembro de ACA Emilio Gazo y la empresa especializada Adisart.
Las obras, entidades y personas candidatas para recibir los galardones fueron propuestas por ellas mismas, atendiendo a la convocatoria realizada, que incluía trabajos de 2011. Se llegaron a presentar 67 trabajos. Los 30 finalistas (seis por categoría) surgieron de una votación realizada por los miembros de la asociación y otros invitados por ésta. Los premiados, dados a conocer el 11 de abril de 2012, fueron los siguientes:
Mejor largometraje: De tu ventana a la mía, dirigido por Paula Ortiz.
Mejor cortometraje: Les (El bosque), dirigido por Aída Ramazánova.
Mejor interpretación: Luisa Gavasa, por De tu ventana a la mía.
Mejor fotografía: Beltrán García, por el cortometraje ¡Al quinto!
Mejor videoclip: Kill the frog, del grupo Yuri Gagarin, dirigido por Andrés Cisneros
Entre los finalistas, aparecen los nombres de Juancho Barrecheguren, Olivier van der Zee, Marián Royo, Pepe Paz, Germán Roda, Laura Sipán, Marisé Samitier, Adrián Domínguez, Ignacio Lasierra, Eva Villar, Alex Rodrigo, Alberto Castrillo, Alfonso Pablo, Amelia Rius, Laura Contreras, Mayte Salvador, Beatriz Orduña, Fernando Medel, José Manuel Fandos, Juan de Padura, Ignacio Bernal, David Fernández Vidal, Jorge Nebra, Pablo Aragüés e Ignacio Estaregui.
La gala de entrega de los premios consiguió crear una gran expectativa y llenar el Teatro Principal de Zaragoza. Fue presentada por Miryam Domínguez y contó con las actuaciones de la Wind Orchestra Zaragoza, el cantante y actor David Sancho, los humoristas Alfonso Palomares y Jorge Asín, la Dj de bandas sonoras Vanessa Maestre y la propia Domínguez. El presidente de la Asamblea de Cineastas Aragoneses, José Ángel Delgado, dirigió unas palabras de presentación en las que anunció la próxima conversión de la asociación en Academia del Cine Aragonés, con la intención de impulsar la representación global del sector en la región.
Entre los asistentes a la ceremonia, cuyas realizadoras fueron Mirella R. Abrisqueta, Ana Esteban y Lidia Maldonado, se encontraban numerosos representantes de la cultura y la política aragonesas, como Luis Alegre, Antón Castro (que luego escribió: “La noche avanzó fluida y emocionante, con la química inefable que tienen las cosas hechas con alma”)La noche avanzó fluida y emocionante, con la química inefable que tienen las cosas hechas con alma La noche avanzó fluida y emocionante, con la química inefable que tienen las cosas hechas con alma La noche avanzó fluida y emocionante, con la química inefable que tienen las cosas hechas con alma, Enrique Gastón, Miguel Mena, la diseñadora Martha Peters, Pepe Quílez, director de Aragón Televisión, los cantantes Santi Rex y Óscar Antílope, Paco Navarro, director de la agencia de modelos Agency, así como el subdelegado del Gobierno en Zaragoza, Ángel Val, José Luis Saz, consejero de Hacienda y Administración Pública, el director general de Cultura del Gobierno de Aragón, Humberto Vadillo, el consejero de cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, Jerónimo Blasco, Nieves Ibeas, portavoz de Chunta Aragonesista en las Cortes de Aragón y José María Ballestín, último representante de Izquierda Unida en el extinto Consejo Asesor de RTVE en Aragón.
Los primeros Premios Simón no habrían sido posibles sin el apoyo de todas las personas que participaron desinteresadamente en su organización. En el proceso colaboraron varias productoras aragonesas, así como el CPA-Salduie, el Colegio Mayor Pedro Cerbuna y la cafetería del Centro de Música Las Armas. Los galardones fueron patrocinados por La Zaragozana, el Teatro Principal, la CAI, el Ayuntamiento de Zaragoza y el Departamento de Educación, Universidad, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón.
En este momento en el que, como dijo Luis Alegre en el escenario, “la cultura es la víctima más propensa a los recortes”, la iniciativa de crear los Premios Simón supone una ventana,  tanto a la memoria colectiva aragonesa como al presente esperanzador de un futuro plagado de creación artística, ese baremo mediante el cual sabemos si una colectividad está avanzando o hundiéndose en la miseria. Y también un acicate para seguir generando arte y una oportunidad de oro para poner en contacto y unir a todas las personas que se dedican a fabricar belleza, emociones y sueños en Aragón.

Publicado en la revista Abogados & Actualidad, del Colegio de Abogados de Zaragoza, número 11. Disponible en PDF.

Comentarios

Entradas populares