El cambio climático (3). Renovables sí, pero ¿así?

 

Datos tomados del documental de RTVE Renovables sí, pero ¿así? (2022), que muy bien pueden servir de tercera parte de mis notas anteriores sobre El cambio climático y El colapso inevitable.

La transición a energías renovables es obligatoria. En España se pretende que en 2030 un 42% de la energía proceda de fuentes renovables. La urgencia para implantar alternativas energéticas como la fotovoltaica o la eólica ha despertado conflictos. En el entorno rural, muchos se sienten avasallados y temen perder su forma de vida.

Pequeñas empresas a la sombra de grandes eléctricas y fondos de inversión están intentando conseguir tierras y ofreciendo mucho dinero, aunque este es menor que lo que se obtiene de la economía circulante de la agricultura y ganadería en esas zonas.

España tiene un 46% de espacio agrícola y un 36% de espacio protegido. Para desarrollar la energía fotovoltaica se requiere un 0,4% del territorio, 100 veces menos de lo que se dedica a la agricultura. Se trata de regular la implantación de placas solares, sin eliminar cultivos prósperos y necesarios.

En la implantación de macroparques eólicos, las solicitudes se fraccionan en varios supuestos complejos más pequeños, para que la tramitación sea a nivel autonómico y no a nivel nacional, acortando los plazos y simplificando los procesos de tramitación para las promotoras.

Todo ello se opone frontalmente a los planes previos de conservación de muchos espacios naturales. Estos se degradan sobre el terreno y paisajísticamente, llenándose de aerogeneradores y agrediendo formas de vida tradicionales, con su impacto visual y sonoro.

No deberíamos salvar la crisis climática sin tener en cuenta la crisis de biodiversidad, castigando a la segunda a favor de la primera. El 25% de los proyectos de energías renovables está dentro de las zonas declaradas como reservas de la biosfera o en sus inmediaciones. La industria eólica afecta a millones de aves.

En las zonas periurbanas hay otros intereses urbanísticos y por ello no se implantan ahí las placas solares y los molinos. Además, los terrenos rurales son más baratos.

Los proyectos de macrorrenovables están siendo realizados sin una visión de territorio. Y sin un análisis de los impactos ambientales, sociales y económicos del conjunto. No se hace un cuestionamiento del modelo energético y se sigue dando todo el poder a las grandes compañías eléctricas. No se está distribuyendo de una forma democrática, justa y sostenible el modelo energético.

La energía debería ser un bien público. Ahora las renovables son el gran negocio de los fondos de inversión, y los ciudadanos pagan el precio que deciden ellos. Muchos municipios están siendo financiados directamente por empresas eléctricas.

Por otro lado, aumentan las iniciativas de autoconsumo, tanto en instalaciones particulares como en domicilios de municipios enteros. Ello da independencia absoluta respecto al consumo de la red eléctrica controlada por las operadoras.

[Nota final sobre la situación en Aragón: Las consultoras que realizan la evaluación ambiental para el Gobierno de Aragón son las mismas que trabajan para Forestalia, adjudicataria de proyectos eólicos. Esta empresa ha contratado a un exconsejero de Medio Ambiente y a su exdirector general, así como a otros excargos políticos del Gobierno de Aragón. Se trata de la puesta en práctica de la llamada “colaboración público-privada”.]

Mis artículos sobre el cambio climático:

1. Los hechos

2. Una vez que sabes. El colapso inevitable

3. Renovables sí, ¿pero así?

4. Planeta plastificado

5. Emergencia climática

6. Los argumentos del enemigo

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