El cambio climático (4). Planeta plastificado
Los plásticos generan emisiones de gases de efecto
invernadero en cada etapa de su ciclo de vida. Desde la extracción y el
transporte de combustibles fósiles con los que se fabrican, pasando por sus
procesos de refinamiento mediante energía que genera emisiones, hasta la
gestión de sus desechos, su incineración o las fugas ambientales en su
elaboración.
Pero además el plástico es muy dañino en sí mismo, como
podemos leer en las siguientes notas, con datos tomados de tres documentales: Sopa de plástico (RTVE, 2013), Plástico por todas partes (Siegel TV,
Holanda, 2018) y Adictos al plástico
(Ian Connacher, Canadá, 2008). Se trata de la cuarta parte de mis apuntes sobre
el cambio climático, tras Los hechos,
El
colapso inevitable y Renovables
sí, ¿pero así?.
El plástico es un material barato y versátil, presente en
nuestras vidas desde mediados del siglo pasado, que tarda cientos de años en
biodegradarse. Todos los ecosistemas de la Tierra sufren sus efectos nocivos.
La producción de plástico no para de crecer. En los últimos
diez años se ha fabricado tanto como en todo el siglo XX. Mucho acaba en los
océanos y se convierte en un drama para la fauna que los habita, sean aves o
mamíferos, peces grandes y pequeños, tortugas e incluso el microscópico
plancton. Los fondos marinos son un claro ejemplo del poco respeto hacia el
ecosistema. Allí se encuentra gran cantidad de residuos plásticos.
No estamos teniendo en cuenta los efectos que estos
materiales están causando en nuestro ecosistema global. Los límites del planeta
se han transgredido hace mucho tiempo. El plástico es un producto antrópico con
una elevada toxicidad. La situación actual es de extrema urgencia. Todos los
ecosistemas del mundo están contaminados por plásticos.
El resultado de la degradación de los grandes objetos de
plástico son los microplásticos, que ya pueblan todos los océanos y costas. Hay
que reducir el consumo y mejorar la gestión del reciclaje, tanto desde las
administraciones como de las industrias y de los individuos en su uso diario.
Las bolsas de plástico están fabricadas con polietileno, un
plástico que, como todos, se obtiene del petróleo. Además, casi todos los
productos que compramos están envueltos en plástico.
En 1950 se producían 2 millones de toneladas de plástico. En
2015, 380 millones de toneladas. El problema de la contaminación por plásticos
es un problema político. Los microplásticos están obstruyendo todos los ríos
del mundo. Y dentro de tres décadas, en el océano habrá más plásticos que
peces. La razón que hay detrás del gran crecimiento del plástico es que es muy
barato.
Un posible aplazamiento del problema sería generar envases
reutilizables de bebidas en vez de desechables, pero el proceso es más caro.
Parte de los residuos plásticos se procesa, pero la mayoría
va a parar a vertederos y al mar. La vida en el océano es lo que hace que la
Tierra sea un lugar habitable. Los mares se están muriendo, la mayoría de las
aves marinas y las medusas tienen plástico en su tracto digestivo, y los
microplásticos acaban en nuestros platos de pescado. Las enfermedades como el
cáncer pueden tener que ver con el consumo de plástico.
La idea romántica de la naturaleza pura ya no existe. Todo
está contaminado. Hay microplástico en la cerveza, en la miel y en el agua. El
plástico también llega a nuestra comida a través del aire. No tenemos ningún
control sobre este material. Llega a nuestra cadena alimentaria, llega al
espacio exterior en forma de basura espacial. A cualquier lugar al que van los
humanos, dejan un rastro de plástico.
Las plantas depuradoras de aguas residuales no tienen
capacidad para eliminar las partículas microscópicas de plástico. La tasa de
reciclaje global es del 2%. Cada año se consume el doble de recursos de los que
el planeta puede ofrecer.
El plástico procede de las ciudades. Se mete en las
alcantarillas, recorre los ríos y llega al mar. Además, todos los productos
químicos nocivos que llegan al océano se diluyen y entran en contacto con el
plástico. Sus insignificantes trocitos contienen un millón de veces más de
productos químicos que el agua de mar que los rodea, y se convierten en
píldoras venenosas que afectan a toda la cadena alimenticia.
El plástico, en su mayoría, va a los vertederos de basura,
donde permanece por siglos. Prohibir las bolsas de plástico puede parecer
exagerado, pero la magnitud del problema es muy grande. Por otra parte, los
vertederos arden, quemando el plástico y liberando dioxinas.
Los bioplásticos, procedentes de las plantas, son
reciclables y biodegradables. Y reducen la dependencia de los combustibles
fósiles, responsables directos del calentamiento global. Sería una de las
soluciones para este grave problema.
Mis artículos sobre el cambio climático:
1. Los hechos
Magníficas 4 entradas. Aclaratorias y concienciadoras. Todos deberíamos leerlo y releerlo una y otra vez.
ResponderEliminarGracias, s&f
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