Humanismo y pensamiento simbólico
En un principio hubo una necesidad intelectual del mito. El
pensamiento mítico dio paso al pensamiento racional. Ambos comparten el
pensamiento simbólico; el mítico creando la literatura y el racional
disfrutando de ella. Descartado cronológicamente el pensamiento mítico, a los
humanos racionales nos queda el simbólico.
Abandonado el mito, subsiste el rito. Le llamamos amor,
poesía, incluso costumbre. Pero la costumbre, la manía, la recurrencia, no
tienen por qué ser rutina. Pueden y deben ser lo contrario: creación, arte,
diversión, afán de conocimiento, excitación, ingenio, ternura, cultura, lucha,
voluntad, crítica, delirio. Repetición de parámetros, pero nunca caída en la
abulia.
El regocijo de reproducir la tradición secular de
descubrimiento perpetuo, contrario al aburrimiento de esperar lo obvio.
Sentirnos especiales asumiendo lo mejor del pasado para construir un futuro
nuevo, de color distinto, con ritmos heredados que alumbren un son siempre
nuevo, teñido de sorpresa y armonía recién horneadas.
Y perseguir ese placer teniendo en cuenta al resto de
humanos: ser epicúreos, pero no hedonistas. Buscar la esencia sin necesidad de
sacrificarse: ser ascéticos, pero no estoicos. Utilizar las herramientas
legadas para sentirse mejor junto a los demás.
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