Dios existe, es negro y se llama Sagitario A*
Aunque hace dos décadas no teníamos la certeza de que un
agujero negro supermasivo se encontrase en el centro de la Vía Láctea, las observaciones astronómicas lo han confirmado. Se llama
Sagitario A*, pesa cuatro millones de masas solares y es el responsable de la
existencia y la forma de la Vía Láctea, nuestra galaxia espiral.
Alrededor del 80 por ciento de la materia del Universo es materia
oscura. Existe porque produce gravedad, pero no se ve porque no emite
radiación.
Los agujeros negros se forman por el colapso gravitatorio de
una estrella. Stephen Hawking propuso en 1974 que también se crearon agujeros
negros primordiales con el Big Bang, y que la materia oscura está compuesta por
los agujeros negros. En 2021, un equipo internacional de astrofísicos publicó
un estudio que sugería lo mismo.
Los cuásares son los objetos más luminosos del Universo:
núcleos galácticos producidos alrededor de los agujeros negros supermasivos. La
atracción gravitatoria de los voraces agujeros negros acumula en su entorno gran
cantidad de objetos estelares. En el eje de rotación de los cuásares se generan
chorros de plasma, con la materia que escapa del agujero negro.
La zona de la galaxia en la que se encuentra el sistema
solar fue atravesada por el chorro de plasma de Sagitario A*, produciendo las
condiciones de estabilidad que necesita la vida para propagarse.
Al principio no existía nada. A partir del Big Bang, el espacio
y el tiempo comenzaron tal y como los conocemos. Apareció la luz, y el azar “vio
que la luz era buena” (Génesis, 1:4). La materia oscura no sólo creó nuestra
galaxia; también propició nuestra existencia. Actualmente, Sagitario A* está en
reposo, y sólo se alimenta de asteroides. “Al séptimo día, descansó” (Génesis
2:2). Otros dioses negros están ahora mismo trabajando en sus galaxias.
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