Mesopotamia
El Creciente Fértil es una zona del mundo en forma de media
luna situada en el Próximo Oriente que incluye Canaán (luego Fenicia, en el
Levante Mediterráneo) y Mesopotamia (luego Irak). Se considera la cuna de la
civilización, cuando se inició el Neolítico hace 10.000 años.
La región histórica de Mesopotamia (“entre ríos”) es una
rica tierra entre el Tigris y el Éufrates, que nacen en Anatolia y desembocan
en el golfo Pérsico. Es el lugar que inspiró los relatos míticos del jardín del
Edén.
La subdivisión geográfica tradicional de Mesopotamia incluye
Asiria al norte (Alta Mesopotamia) y Babilonia al sur (Baja Mesopotamia). A su
vez, Babilonia se dividía en Acadia al norte y Caldea al sur. Mesopotamia ha
albergado diferentes civilizaciones: Sumeria, Acadia, Babilonia y Asiria.
La primera civilización del mundo fue la sumeria, con las
primeras ciudades. Hace 5.000 años se constituyeron en la Baja Mesopotamia las
ciudades-estado que la constituyeron, a partir de las comunidades agrícolas que
se valían del riego de sus ríos, sin depender de la lluvia. Durante unos años
estuvieron bajo el dominio acadio. Acad fue el primer imperio de la historia,
que llegó a dominar todo el Creciente Fértil hace 4.000 años.
Uruk fue la ciudad más importante de Sumeria y la más grande
del mundo en su época. Sumer desarrolló avances como la rueda y con ella la
carroza y el torno alfarero, el riego, el cultivo de cereales y con él la
cerveza, la ganadería, la escritura, el ladrillo de adobe, la medicina, las
matemáticas, la astronomía, la religión, la escuela, la moneda, las
embarcaciones, el bronce, las sierras, los martillos y las espadas.
También idearon la medición del tiempo y el zodíaco,
dividiendo el año en 365 días y 12 meses, el día y la noche en períodos de 12
horas, las horas en 60 minutos y los minutos en 60 segundos. Allí nacieron los
primeros grupos de población: artesanos, agricultores, sacerdotes y soldados,
que nutrieron los primeros ejércitos.
La civilización babilónica fue heredera de la sumeria, hace
3.500 años. Perfeccionó la utilización de los metales, generó el primer
conjunto de leyes conocido, el Código de Hammurabi, y redactó la primera
literatura, con la Epopeya de Gilgamesh, que incluye el Diluvio Universal. La
historia de Babilonia como reino independiente finalizó con la conquista del Próximo
Oriente por los persas, en el 539 antes de la Era.
La ciudad de Babilonia, del mismo nombre que el reino, fue
su capital. Su auge comenzó hace 3.000 años, diseñada en tiempos de
Nabucodonosor. Poseía numerosos templos o zigurats, construcciones en forma de
pirámide escalonada. Se supone que el principal, alzado en el centro de la
urbe, dio lugar a la leyenda de la torre de Babel. Otro lugar mítico fueron los
Jardines Colgantes, considerados una de las siete maravillas. También había un
puente de piedra sobre el Éufrates. Hace 2.300 años, Alejandro Magno quiso
convertirla en capital de su imperio, pero murió allí y la ciudad fue perdiendo
importancia.
Durante un tiempo, Mesopotamia constó de dos reinos:
Babilonia, al sur, y Asiria, al norte, que provenía de una ciudad-estado,
Assur. Asiria se convirtió en un imperio hace 3.800 años, aunque poco después
fue conquistada por diversas civilizaciones. El imperio se rehízo hace 2.800
años, y llegó a dominar todo el Creciente Fértil excepto Babilonia, en tiempos
de Asurbanipal. Su última capital fue Nínive, que llegó a ser la ciudad más
grande del mundo, aunque su esplendor duró menos de un siglo.
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