La razón por la que la vida progresa
Desde el punto de vista de la biología evolutiva, la vida es
un conjunto de elementos químicos que se mueve preservándose, mediante la alimentación
y la reproducción. También incluye la supervivencia. Sobrevivir para reproducirse,
y viceversa. Así funciona la cosa, y así está codificada en los genes. Para la
filosofía, la vida es una “actividad natural inmanente autoperfectiva”. Inmanente
es “que pertenece al propio ser”. Lo contrario de trascendente, ese concepto literario
que significa “lo que está más allá de lo perceptible”.
Ese es el contexto que explica la vida. Pero, ¿qué motivo
tienen los seres vivos para dedicar todos sus esfuerzos a sobrevivir? Ninguno.
La razón por la que la vida progresa es inexistente. Sólo los seres vivos
conscientes nos hacemos esa pregunta, intentando encontrar el sentido de la
vida. No lo tiene.
Albert Camus dejó escrito que no pasa nada porque la vida no
tenga sentido: podemos ser nihilistas heroicos, ejerciendo la solidaridad y
trascendiendo como individuos sociales la indiferencia del mundo. Llegar a la
felicidad mediante la asimilación del absurdo.
La vida es un mecanismo químico, igual que el sodio explota
al echarlo en el agua. El empeño en preservarse es curioso, como lo sería un
organismo cuya actividad consistiera en extinguirse. Pero nada más. Es
caprichoso el azar.
Addenda. El enfoque filosófico de la pregunta esconde el vicio permanente del ser humano de adaptar a su cosmovisión los acontecimientos. La física nos da la pista para una respuesta simple: si la vida no es más que un proceso mecánico, acompaña en su viaje cósmico al resto de eventos desde el Big Bang; se propaga.
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