El doctor Mabuse
El doctor Mabuse es un villano de ficción, creado por el
escritor luxemburgués Norbert Jaques en su novela Dr. Mabuse, el jugador (1921), escrita en alemán e inspirada en
personajes anteriores como Fantomas (1911), Fu Manchú (1913) y el doctor
Caligari (1920). Al año siguiente se estrenó la película basada en el libro,
primera de una larga serie que fue declinando con el tiempo.
Se trata de un personaje maligno: un científico, ocultista y
asesino, muy inteligente y sociópata, que persigue la transformación mundial en
una sociedad del crimen mediante el terror, dirigida por él. Para ello utiliza
la hipnosis y la telepatía, y más adelante se sirve de diversos artilugios. Aunque
quizás su capacidad más asombrosa es la de transferir su mente a otro cuerpo
cuando muere. Sus acciones delictivas son realizadas por un grupo de esbirros a
sus órdenes. En su primera película, asegura: “Nada es interesante por mucho
tiempo, excepto una cosa: jugar con las personas y con sus destinos”. Y
también: “El amor no existe; sólo existe el deseo. La suerte no existe; sólo
existe la voluntad del poder”.
Mabuse se convirtió en el malvado cinematográfico por
excelencia, padre del resto de personajes similares que han sido recreados en
las pantallas, como los antagonistas de los detectives (Moriarty contra Holmes),
de los agentes secretos (Dr. No contra Bond), de los superhéroes (Lex Luthor
contra Superman) y otros científicos locos. Sus vicisitudes aúnan el thriller,
la ciencia ficción y el terror. Tres en uno.
El director alemán Fritz Lang realizó tres filmes sobre él
en 1922, 1933 y 1960. En el primero, uno de los ejemplos más valorados del
expresionismo cinematográfico, Mabuse dice: “El expresionismo es un
divertimento”. Con el megalómano también hay espacio para el humor.
Antes de ponerse al frente del segundo de la serie, Lang estrenó
M, el vampiro de Düsseldorf, donde
apareció por primera vez el inspector Lohmann (Kommissar Lohmann), que se enfrentará después con Mabuse
en varias ocasiones. Este personaje es un pintoresco y minucioso jefe de
policía, fumador empedernido, regordete y mandón, con buen olfato deductivo, en
la línea de los mejores detectives y, cómo no, con ribetes humorísticos. En sus
apariciones se hace acompañar por un ayudante, que le da el contrapunto. Fue
creado por Lang y su esposa Thea von Harbou, coguionistas de M, inspirándose en el célebre policía
criminalista Ernst Gennat. El personaje principal de Muerte de un viajante (Arthur Miller, 1949) se apellida Loman por
influencia del inspector. Aunque el doctor Mabuse no aparece en M, el vampiro de Düsseldorf, incluyo
esta película en mi lista por el indudable interés del inspector Lohmann,
supuesto secundario pero protagonista de facto en buena parte de la saga.
Al calor del éxito del doctor, se realizaron seis películas
más sobre él producidas en Alemania Occidental, influidas por el éxito de las
adaptaciones del escritor británico de novelas policiales Edgar Wallace, y una
última en Francia, dirigida en 1990 por Claude Chabrol e inspirada en la novela
original. Si bien para la historia del cine esas producciones no tienen apenas
relevancia, para los locos que realizamos listas sin fin son peones relevantes en
la partida de ajedrez del trastorno obsesivo compulsivo, y dejan un importante
legado para los tarados semejantes. Todos somos herederos del doctor Mabuse en
mayor o menor grado.
1922 El doctor Mabuse
***
Fritz Lang presenta el personaje para el cine en esta producción muda de la
UFA, de cuatro horas y media, dividida en dos partes. El guion corre a cargo
del propio Lang y de su esposa von Harbou. El protagonista está interpretado
por Rudolf Klein-Rogge.
Parte 1. El jugador. Retrato de una época. Mabuse, maestro del disfraz, ordena el robo de unos documentos que le propician ganancias millonarias en la bolsa. Da una conferencia sobre psicoanálisis, al que defiende como futura cura de casi todas las enfermedades nerviosas. Mantiene un taller de falsificación de billetes. Despluma a las cartas a Gardi Hull, un joven rico, mediante hipnosis. Hull es visitado por el fiscal von Wenk (Bernhard Goetzke), que anda tras la pista de Mabuse sin saber quién es, y después por Cara Carozza (Aud Egede-Nissen), una cabaretera esbirra del doctor. Von Wenk es invitado a casa de Dusy, condesa de Told (Gertrude Welcker), y la involucra en la investigación. Mabuse escapa del fiscal. Cara lleva a Gardi a una emboscada para liquidar a Wenk. Mientras, Mabuse acude a una sesión de espiritismo en la que está la condesa. Cara es encarcelada tras un tiroteo mortal contra Gardi, y Wenk mete a la condesa en su celda para hacerla hablar, pero sólo consigue sacarle que está enamorada de su jefe. La condesa es luego secuestrada por Mabuse.
Parte 2. Infierno. Un
drama de gente de nuestra época. El marido de la condesa pide una cita a
Mabuse, sin saber que su esposa está secuestrada por él. Cara se suicida en la
cárcel por orden de Mabuse. Otro esbirro de Mabuse también es asesinado por él,
con la curiosa argucia de arengar a una turbamulta de menesterosos. El pobre
conde lo pasa fatal, en una escena de interesantísimo estético desdoble de
personalidad, que lleva a su suicidio inducido por Mabuse. Queda menos de una
hora de película, y Wenk aún no se ha enterado de que el malo es Mabuse. Cuando
acude a un espectáculo de mentalismo, por fin reconoce tras su disfraz al
doctor, justo antes de ser hipnotizado por él. La policía y el ejército asaltan
la casa de Mabuse y liberan a la condesa. Mabuse escapa por un pasadizo y se le
aparecen los espíritus de sus víctimas. Wenk acaba deteniéndolo, enajenado.
Primorosa obra de arte repleta de alardes y hallazgos, que
pone a prueba la paciencia del más templado por su excesiva duración. Notable.
1931 M, el vampiro de
Düsseldorf ****
Primera película sonora de Fritz Lang, debut
en el cine de Peter Lorre y presentación del inspector Karl Lohmann, de la
brigada de homicidios, interpretado por Otto Wernicke.
Un asesino de niñas lleva ya cometidos ocho crímenes en la
ciudad, extendiendo el pánico. La policía hace redadas continuas, con Lohmann
al frente, y el hampa está preocupada. Ambas organizaciones celebran sendas
reuniones (en montaje paralelo). Lohmann busca entre los datos de liberados de
psiquiátricos, y el hampa organiza a los mendigos para localizar al asesino.
Uno de ellos lo identifica, le consiguen marcar con una M el abrigo y rodean el
edificio de oficinas donde se esconde. Mientras, Lohmann también descubre la
casa del criminal. El hampa acude al edificio de oficinas y lo encuentran, tras
dejar el inmueble destrozado. Pero uno de ellos es detenido y Lohmann consigue
hacerle confesar el paradero del asesino. Los delincuentes le organizan un
curioso juicio paralelo, donde se discute sobre la responsabilidad penal de los
dementes. Pero antes de que lo linchen, la policía llega y lo detiene.
Como curiosidad respecto al título en español, apuntar que
el protagonista no se llama M, que es la inicial de mörder, asesino en alemán; que no es un vampiro sino un demente; y
que actúa en Berlín y no en Düsseldorf (el personaje está inspirado en un asesino
real que actuó en esa ciudad en 1929, apodado “El vampiro de Düsseldorf”). Gran
película pionera con buenas actuaciones, desempeño técnico e historia.
1933 El testamento del
Dr. Mabuse ****
Fritz Lang, dirigiendo, produciendo y coguionizando, repite con el malvado doctor
en esta secuela sonora de su obra de 1922, con la feliz idea de enfrentarlo al
inspector de su película anterior. Mabuse es interpretado de nuevo por Rudolf
Klein-Rogge.
El doctor Mabuse está encerrado en un psiquiátrico, desde
donde escribe sin cesar. En una fábrica abandonada, un grupo de falsificadores
de billetes obedece las férreas órdenes de quien se identifica como Mabuse,
tras una cortina. Otto Wernicke vuelve a encarnar al inspector Lohmann, que recibe
la llamada de un antiguo agente. Este dice saber quién está detrás de los
falsificadores, pero antes entra en shock y es internado en el psiquiátrico. El
expresidiario Thomas Kent (Gustav Diessl), que no está muy convencido de los
métodos criminales de la organización, acude a Lohmann tras escapar de un
atentado con su novia Lilli (Wera Liessem), y le dice que trabaja para Mabuse.
Pero el doctor acaba de morir. Lo que sucede es que el profesor Baum (Oscar
Beregi Sr.), director del psiquiátrico, es un títere de Mabuse y ha organizado
el caos para arrasar con todo y fundar el imperio del crimen.
Película muy interesante, tanto desde un punto de vista
estético como argumental y de crítica social, con la sombra del nazismo, que la
prohibió. Supera a su predecesora de 1922.
1960 Los crímenes del
Dr. Mabuse ***
Ya al final de su carrera, Fritz Lang volvió con el personaje en una
tercera película, producida por Artur Brauer y basada en una novela que no
incluía a Mabuse. El nombre del policía que va tras Mabuse se cambia, pasando a
llamarse inspector Jochen Kras (Kommissar Kras), interpretado por Gert Fröbe.
Este actor volvió a encarnar al personaje, ya con la denominación original, en
otras dos ocasiones.
En Berlín, el inspector Kras recibe una llamada del vidente
ciego Peter Cornelius (Wolfgang Preiss), avisándole de una muerte. Se trata de
un presentador de televisión, asesinado por un esbirro. La policía recuerda un
crimen anterior, ordenado por el fallecido doctor Mabuse. Hay una cadena de
muertes violentas a personas que pasaron por el hotel Luxor, construido por los
nazis. Allí el apuesto Henry (Peter van Eyck), fabricante de misiles, evita el
suicidio de la joven Marion (Dawn Addams), de la que se enamora. Kras interroga
a Marion y a un vendedor de seguros (Werner Peters), antes de que una explosión
en su despacho intente liquidarlo. El industrial conoce a Cornelius, que le
avisa de un peligro. Kras invita a Marion y al asegurador a una sesión de
telepatía con Cornelius. Allí, alguien dispara sin éxito contra Kras, tras
nombrar Cornelius a Mabuse. Marion cuenta al industrial que es esposa de un marido
celoso. El industrial dispara al marido para defender a Marion. El esposo es
llevado en ambulancia, donde lo mata el esbirro. El asegurador averigua que
Cornelius no es ciego. Marion y Henry son encerrados en el sótano del hotel.
Todo es una treta del autoproclamado hijo
del doctor Mabuse, que se disfraza de Cornelius y controla el hotel con
cámaras, para que Marion, hipnotizada, herede la fortuna de Henry. El
asegurador resulta ser de la interpol. Mabuse huye y su coche cae a un río.
Henry y Marion acaban juntos.
Entretenida cinta policial, sin más.
1961 El diabólico Dr.
Mabuse ***
El productor Artur Brauner, tras el éxito de la película anterior, decidió
continuar la saga, ya sin Lang, que dejó de dirigir cine. Wolfgang Preiss continúa
encarnando a Mabuse, como en la anterior y las siguientes.
Lohmann (Gert Fröbe) se va a ir de viaje familiar, pero
recibe el aviso de que ha sido asesinado el portador de pruebas de la conexión
de un grupo delictivo alemán con el sindicato del crimen de Chicago. Lohmann se
entrevista con quien cree que es Wolf, el director de una cárcel, para visitar
al preso Sandro y preguntarle por una mujer enviada por Chicago. Ella es
también asesinada; llevaba un libro, Anatomía
del diablo, cuyo cuarto capítulo se titula “El mito del doctor Mabuse”.
Lohmann visita a su autor, un sacerdote, que dice que Mabuse es un espíritu
diabólico que se reencarna. María (Daliah Lavi), una bella periodista, ha
seguido al inspector, junto a Joe Como (Lex Barker), un supuesto agente del
FBI, que parece ser otro enviado de Chicago. Sandro está drogado y se suicida
al recibir la orden por un transmisor. Después, el doctor de la policía es
asesinado. Todo apunta a la cárcel. Lohmann se entrevista de nuevo con Wolf,
que aparentemente es asesinado. Joe está a punto de seducir a María, pero es
encarcelado por Lohmann, que sabe que realmente es del FBI. Mabuse mata al
sacerdote y va hacia la central nuclear que sus presos van a destruir. Se lleva
con él al padre de María, el eminente científico que es obligado a fabricar la
droga. Lohmann y Joe logran detener la masacre. Joe acaba junto a María, cuyo
padre se salva. Mabuse, que ha estado todo el tiempo disfrazado de Wolf, desaparece
en un choque de trenes.
En esta película ya se da por sentado que el hijo de Mabuse es, simplemente, Mabuse. Entretenida
secuela de su predecesora. La única diferencia es que, al no estar firmada por
Lang, se valora menos.
1962 Las garras
invisibles del Doctor Mabuse **
Esta tercera entrega sesentera la protagoniza el agente del FBI Joe Como,
encarnado por Lex Barker, como en la anterior. Sigue Gert Fröbe como Mabuse. Lohmann
no aparece. En su lugar vemos al inspector Brahm (Siegfried Lowitz), que no
tiene ninguna gracia.
Durante un espectáculo de danza en el teatro Metropol de
Berlín, un agente del FBI sigue el rastro de un hombre invisible. Cuando
intenta averiguar algo, un grupo de trabajadores encabezado por un payaso le
liquida. El agente Joe Como llega a Berlín y le recibe el inspector Brahm. El doctor
Mabuse envía un mensaje a Joe, que en el depósito de cadáveres coincide con la
bella bailarina Liane Martin (Karin Dor). Ella es acosada por el hombre invisible.
El premio Nobel profesor Erasmus ha inventado un aparato invisibilizador, al
que llaman Operación X. Su ayudante, el doctor Bardorf, explica a Joe la base
teórica. Liane es atendida por el doctor Krone. Liane viaja a un hotel apartado
a descansar, pero el hombre invisible la sigue hasta su habitación. Joe se
enfrenta con él y resulta ser el profesor Erasmus. Liane es secuestrada por Krone
a las órdenes de Mabuse. Joe y la policía asaltan el teatro y acaban con el
jefe de la banda. Mabuse se enmascara de Bardorf y organiza un escuadrón de
hombres invisibles para matar a un dirigente, pero son eliminados echándoles
espuma. Tras matar a Krone y escapar de un incendio, Mabuse es internado en un
psiquiátrico. Joe y Liane acaban juntos.
Pese a que su director (Harald Reinl) es el mismo que la
anterior, es un producto de menor calidad, tanto en su trama como en su
factura. Pero el éxito de público continuó.
1962 El testamento del
Dr. Mabuse ***
Remake del film de 1933, y a la vez secuela del anterior de la lista y
cuarto de los sesenteros. Vuelve Gert Fröbe como inspector Lohmann, por última
vez, y Gert Fröbe como Mabuse. Produce el consabido Brauner, y esta vez dirige
Werner Klingler.
Mabuse escribe sin cesar en su manicomio. Su supuesta sombra
da órdenes a un tal Mortimer para atracar un cargamento de oro y un local de
tasación de diamantes. Lohmann inicia las pesquisas, pensando en Mabuse. Pohland
(Walter Rilla), el director del psiquiátrico, explica en sus clases que Mabuse
llevaba una doble vida: su eminencia como médico le llevó al crimen audaz.
Lohmann se atribuye el internamiento del doctor, lo que confirma que Brahm era
su soso sustituto fílmico transitorio. Lo visita, y Mabuse no parece
reconocerle. Mortimer contrata al boxeador Johnny (Helmut Schmid), tras amañar
su derrota. Un cliente de prostitución que ha pagado con un billete falso es
eliminado ante Lohmann. Johnny cuenta a su bella novia Nelly (Senta Berger) que
tiene un trabajo nuevo. Su primer encargo es colaborar en el robo de un vagón
con papel para imprimir billetes. Flocke, un expolicía, anda tras la pista de
la imprenta ilícita, pero es liquidado. A Johnny no le gusta que su trabajo
implique muertes. Lohmann confirma que el jefe de la banda es Mabuse y requisa
sus apuntes a Pohland. Mabuse desvela a Pohland que él mismo es su títere por
hipnosis telepática, y le ordena matar a Lohmann. La policía desbarata el
atraco a un banco y mata a Mortimer, por culpa de Johnny. Este es detenido
junto a su novia por Pohland, que muestra a Lohmann el cadáver de Mabuse. Pohland
intenta electrocutar a Lohmman, pero Johnny lo salva. Lohmann persigue a
Pohland hasta que su coche se cae al agua.
La recepción fue más tibia que la de sus predecesoras, pese
a que eleva el nivel respecto a la anterior. Aunque está lejos de su modelo, es
una digna película de género.
1963 Dr. Mabuse vs.
Scotland Yard **
Quinta entrega sesentera producida por Brauner, con Paul May como director.
Como en 1960, se adapta una novela que no incluía a Mabuse, cambiando el nombre
del villano. Wolfgang Preiss sólo aparece como Mabuse en tomas de películas
anteriores, y Lohmann es sustituido por el inspector Vulpius de Hamburgo, interpretado
por Werner Peters, que actuó de agente de la Interpol en la película de 1960. Peter
van Eyck, que encarnó a Henry en la misma película, es ahora el mayor Bill Tern
de Scotland Yard. Walter Rilla repite como Pohland. Además, aparece Klaus
Kinski como agente inglés.
Pohland declara que propagará el pánico y el caos,
convirtiéndose en el nuevo doctor Mabuse. El inspector Vulpius de Hamburgo se
interesa por el testamento del doctor Mabuse, donde detalla futuros crímenes. Pohland
contrata a Cockstone, un médico inglés condenado, para robar un artilugio
telepático del profesor Lawrence y controlar a la humanidad. Vulpius llama a
Londres al apuesto mayor Bill Tern de Scotland Yard, de pintoresca madre.
Cockstone se hace pasar por ayudante del profesor Lawrence y provoca su muerte.
Vulpius y Tern siguen la pista de Cockstone. Pohland y su banda se trasladan a
Londres. Gracias a la máquina, camuflada en una cámara de fotos, consiguen
diversos crímenes: robo de una joya de la realeza y secuestro de ¡la princesa
Diana!, suicidio de un eminente físico… Nancy (Sabine Bethmann), joven hija de
este último, es atendida por Tern, pero es secuestrada. Todos menos Tern están
ya a las órdenes de Pohland, aunque con Vulpius la máquina falla porque lleva
un audífono. La banda roba un tren correo. La policía se enfrenta a la banda
provistos de audífonos llevados por la madre de Tern, liberan a Nancy y a la
princesa y detienen a Pohland ya sin el espíritu de Mabuse. Tern y Nancy acaban
juntos.
Caída de calidad. Producto sin interés.
1964 El rayo de la
muerte del Dr. Mabuse *
La sexta y última película de los años 60 fue producida por Brauner y
dirigida por el argentino Hugo Fregonese. Cambia el género, pasando de los anteriores
thrillers policiales al de espías, copiando a James Bond. Protagoniza de nuevo Peter
van Eyck, con un papel similar pero con distinto nombre: mayor Bob Anders. Walter
Rilla encarna a Pohland por tercera y última vez. Mabuse (Wolfgang Preiss) no
aparece.
El mayor Anders visita a Pohland en el psiquiátrico, en busca del rastro de Mabuse en su cerebro, pero Pohland escapa. En Malta, el profesor Larsen realiza experimentos. Anders va allí con la bella Judy (Rika Dialina). En la isla está la sobrina de Larsen, Gilda (Yvonne Furneaux). El experimento de Larsen se denomina Operación Arquímedes: un rayo mortal que puede ser enviado contra cualquier lugar del mundo. Anders tiene una cita amorosa con Gilda y luego lo secuestran para comparecer ante una sombra que dice ser Mabuse, y va tras el rayo. Judy es llevada a un burdel por el servicio secreto británico, que la convierte en agente. Anders tiene una cita amorosa con la secretaria de Botani, director del museo local. Ella dispara a Anders, pero acaba muerta. Larsen recibe la visita de una sombra, que tiene un ejército de hombres rana. Mabuse está a punto de robar el rayo, pero Anders lo evita y Mabuse escapa. En realidad no es Mabuse, sino Botani, que a su vez es Pohland poseído por Mabuse.
Batiburrillo de situaciones inverosímiles liosas y mal
filmadas; la peor de la saga sesentera. No tuvo éxito, con razón.
1972 La venganza del
doctor Mabuse *
Cuando ya parecía que la andadura cinematográfica de Mabuse estaba acabada,
Artur Brauner produjo una séptima película, la primera en color, dirigida por
el español Jesús Franco, experto en cine barato, y rodada en La Manga del Mar
Menor.
Unas partículas radiactivas procedentes de la luna son
capaces de hacer obedecer órdenes. Farkas (Jack Taylor) roba las piedras que
las contienen, para dominar el mundo, y pide a Hermann que le ayude. Los
secuaces de Farkas, Leslie y y el monstruoso Andros, secuestran a una chica
como primera víctima, pero el rayo quema su cerebro. Farkas dice que Mabuse
continuó en la sombra y que sus proyectos pronto serán realidad porque Mabuse y
él son uno solo. Hay que eliminar al doctor Orloff (personaje del director, de
1962), único que puede comprender el polimagnetismo. El inspector Thomas (Fred
Williams) recibe la visita de la cabaretera Jenny (Ewa Strömberg), que vio el
secuestro. Leslie y Andros secuestran a Jenny, y Thomas va tras ellos. Jenny es
ahora un títere de Mabuse, y ordena destruir las piedras lunares. El doctor
Orloff es asesinado y su sobrina Wanda secuestrada por Mabuse. Andros mata a
Hermann y a Mabuse. Thomas salva a Jenny y a Wanda.
El pobre doctor Mabuse no sabía lo que le esperaba, desde el
punto de vista del arte cinematográfico. Si su culmen fueron las producciones
de Lang, y alguna de las siguientes sesenteras puede salvarse, lo que hicieron
con él al final fue de juzgado de guardia y supuso la puntilla. Película
absolutamente idiota, sin ningún valor.
1990 Dr. M ***
Después del fiasco de 1972, el director francés Claude Chabrol aún se
atrevió a meter mano al asunto en 1990, en una especie de homenaje a la novela
primigenia, cambiando el apellido del doctor. El antiguo Mabuse, Wolfgang
Preiss, aparece como artista invitado, encarnando al comisario Kessler.
En el Berlín dividido se producen varios suicidios inducidos
por mensajes televisivos de la emisora Matermedia, que provocan desastres con
numerosas víctimas, incluido un famoso presentador. El comisario Kessler dirige
la investigación, con el joven viudo teniente Claus Hartman (Jan Niklas) a sus
órdenes. Uno de los mensajes emite por toda la ciudad propaganda del Club
Theratos, una agencia vacacional. La bella locutora es la modelo Sonja Vogler
(Jennifer Beals). En una discoteca con música estridente, el Club Extinction, se
proyectan vídeos de catástrofes. Niklas visita a Sonja. El doctor Heinrich
Marsfeldt (Alan Bates) es el dueño tanto de Matermedia como de la agencia
vacacional y la discoteca. Sonja es la hija adoptiva de su jefe, Marsfeldt. Hartman
y Sonja se emparejan. Un misterioso personaje con el corazón conectado a unas
pantallas dirige todo: es Marsfeldt. Sonja le pide unas vacaciones y se va con
Hartman, al que Marsfeldt planea asesinar. Se alojan en un inquietante resort
de Theratos, del que consiguen escapar. Detienen la emisión televisiva y el
doctor Marsfeldt se suicida.
Aunque no es para tirar cohetes, comparada con sus
predecesoras inmediatas es una producción bien dirigida y con un guion
aceptable.
Además de las películas comentadas, existen algunas otras
rarezas relacionadas con el doctor Mabuse, como una producción experimental
alemana de 1984, con dos horas y media de duración: Dorian Gray en el espejo de la prensa amarilla, dirigida por Ulrike
Ottinger, cuya protagonista es la doctora Mabuse, una magnate de los medios.
Y el joven director estadounidense independiente Ansel Faraj
retomó el personaje en 2013, dirigiendo una nueva trilogía: los largometrajes Doctor Mabuse (2013) y su secuela Doctor Mabuse: Etiopomar (2014), además
del cortometraje Las mil y una vidas del
doctor Mabuse (2020). Si bien recuperan el carácter del doctor original y
el de sus oponentes von Wenk y Lohmann, llamado aquí Lohemann, no pasan de ser
producciones amateur sin interés.
Una vez vistas las once películas referidas, es el momento de
hacer un resumen narrativo aglutinador de todas las historias que cuentan. Todo
lo que siempre quiso saber sobre el doctor Mabuse y nunca se atrevió a
preguntar.
Mabuse es un doctor alemán del que solo conocemos el
apellido. Su profesión declarada en 1922 es la de psicólogo, siguiendo las
tendencias en boga del psicoanálisis. Para ejercerla, le ayuda mucho que posee
aptitudes telepáticas y domina la hipnosis. Esto le hace estar muy seguro de sí
mismo, quizás demasiado, porque aprovecha sus poderes para intentar liderar un
mundo nuevo, destruyendo la sociedad de su tiempo. Además es un maestro del
disfraz, y puede cambiar su aspecto mediante prótesis y máscaras faciales.
Como buen villano que es, tiene a su cargo una escuadrilla
de malhechores que le obedecen ciegamente y perpetran por él falsificaciones, robos,
secuestros, asesinatos y sabotajes. De resultas de esta actividad, el doctor es
multimillonario. No contento con ello, también practica juegos de azar, que
gana hipnotizando a sus oponentes, y se presenta disfrazado en espectáculos
teatrales de mentalismo. Por no hablar de su elocuencia oratoria, que usa para
enfervorizar turbamultas, lo que le emparenta (una vez más) con Adolf Hitler.
Entre los esbirros del doctor, destaca la cabaretera Cara
Carozza, que está enamorada de él. Sin embargo, Mabuse prefiere a Dusy de Told,
una condesa aburrida del mundo a la que secuestra y que le rechaza. Se da la
coincidencia de que las peripecias de Mabuse están siempre acompañadas de
bellas jóvenes, a menudo en peligro.
Su primer oponente es el fiscal Von Wenk, un jefe policial
muy serio que le sigue la pista sin saber con quién se enfrenta. Aunque ya está
bastante pirado, Mabuse acaba siendo atrapado en estado catatónico cuando su
conciencia le hace ver los fantasmas de sus víctimas.
El inspector Karl Lohmann de la brigada de homicidios, un
pintoresco regordete con buenas mañas deductivas que ya se había enfrentado al
célebre caso de un asesino de niñas, sucede al aburrido Von Wenk en las
pesquisas contra Mabuse. La joven Lilli y su novio sobreviven a su
enfrentamiento con el doctor, que acaba muriendo. Pero no hay problema: su
mente ha sido transferida al profesor Baum, director del psiquiátrico donde
acabó, y además ha dejado un legado escrito, al que llaman testamento, en el
que detalla cómo arrasar con todo y fundar el imperio del crimen.
Como la mente de Mabuse parece inmortal, no tiene dificultad
en alojarse en la de un nuevo doctor con su apellido, veintisiete años después,
que se declara su heredero. Ahora está camuflado como un vidente ciego, que
además finge colaborar con la policía. Mientras tanto, ha llenado de cámaras un
antiguo hotel de los nazis, desde donde va asesinando a posibles oponentes.
Utiliza de nuevo a una bella dama, Marion, a la que hipnotiza para emparejarla
con un magnate y heredar su fortuna. El inspector le persigue y Mabuse cae con
su coche a un río.
Nuestro doctor sobrevive al accidente y se hace pasar por
director de una cárcel, que convierte en guarida de delincuentes drogados a su
servicio. Se ve que ha perdido sus dotes hipnóticas, porque necesita
inyectarles un compuesto para que le obedezcan. El científico que es obligado a
sintetizarlo es el padre de María, una atractiva joven que es seducida por Joe,
un galán del FBI. Mabuse está a punto de pactar con el sindicato del crimen de
Chicago para extender su droga al mundo, pero acaba vencido de nuevo por
Lohmann, desapareciendo en un choque de trenes.
Mabuse sale indemne del choque de trenes y consigue un
aparato invisibilizador, fabricado por el premio Nobel profesor Erasmus. Este
anda detrás de una bella bailarina, Liane, que acaba junto a Joe. Por lo visto,
el agente del FBI ya no está con María. Mabuse organiza un magnicidio con su
ejército de hombres invisibles, pero no lo consigue. Tras escapar de un
incendio, es internado en un psiquiátrico, como sucedió con su primer cuerpo.
El inspector Lohmann, como von Wenk en su día, se huele que
Mabuse anda detrás de ciertos delitos asociados a la falsificación de billetes,
pese a estar encerrado en el manicomio. De nuevo, Mabuse transfiere su mente al
director del psiquiátrico, Pohland, antes de morir. La joven Nelly y su novio,
esbirro de Pohland, salvan a Lohmann de morir electrocutado. Lohmann persigue a
Pohland y su coche cae al agua. Es el eterno retorno.
De hecho, Pohland ya no es Pohland, sino un nuevo Mabuse (y
van cuatro: el original, Baum, el heredero y Pohland). Esta vez consigue un
artilugio telepático para controlar a la humanidad, lo que da una idea de su nueva
pérdida de poder mental. Las policías alemana y británica se unen contra él,
comandados por Vulpius y Tern. Mabuse secuestra a la joven Nancy, que tras ser
liberada acaba junto a Tern. El espíritu de Mabuse abandona a Pohland.
Tras un año, sin embargo, Mabuse vuelve al cuerpo de
Pohland, que ha sido internado en un psiquiátrico, y escapa. El agente Anders
va tras él hasta Malta, y de paso aprovecha para relacionarse con dos bellas
jóvenes: Judy, que le acompaña, y Gilda, sobrina del profesor Larsen. Este ha
inventado un rayo mortal del que Mabuse se quiere apropiar para destruir el
mundo. El director del museo local es en realidad Pohland, poseído por Mabuse,
que tiene un ejército de hombres rana. Al no poder hacerse con el rayo, huye.
Mabuse sigue sin tener los grandes poderes de hipnosis
telepática globales que poseía años ha. Ahora está en el cuerpo del profesor
Farkas, un villano que roba unas piedras lunares radiactivas capaces de hacer
obedecer órdenes. Farkas secuestra a la bella cabaretera Jenny y a la no menos
atractiva Wanda, sobrina de su oponente Orloff, al que mata. El inspector
Thomas salva a ambas, y un esbirro de Farkas acaba matándolo.
Pero claro, matar al cuerpo contenedor de Mabuse no supone
problema alguno para él. Dos décadas después anda dentro del profesor Marsfeldt,
dueño de una corporación que incluye un canal televisivo y una agencia de
viajes. Esta vez la bella es su ahijada, Sonja. Por supuesto, aparece un agente
de policía, el teniente Hartman, para salvarla de la chifladura de su padrino.
Nada menos que usarla de imagen de sus empresas para inducir al suicidio a la
población berlinesa. Cuando Hartman y Sonja desbaratan sus planes, Marsfeldt se
suicida.
A medida que el doctor Mabuse va
cambiando de cuerpo para conseguir sus planes de control de la humanidad, va necesitando
más y más inventos, en una especie de debilitamiento que suele acompañar a la
pérdida de calidad de las películas que cuentan sus andanzas destructivas. El
supervillano pierde hasta su afición por la escritura y el disfraz; una
lástima.
Además, cuando ya posee o está a
punto de conseguir sus cacharros para crear el caos, sean cámaras de vídeo,
drogas, dispositivos invisibilizadores o telepáticos, rayos mortales, partículas
radiactivas o emisiones subliminales, aparecen policías como Von Wenk, Lohmann,
Joe, Vulpius, Tern, Anders, Thomas y Hartman, que consiguen detenerle. Todo
ello con la inestimable colaboración de las agraciadas féminas que aparecen en
sus aventuras, como Cara, Dusy, Lilli, Marion, María, Liane, Nelly, Nancy,
Judy, Gilda, Jenny, Wanda y Sonja, en un claro reparto de papeles por género, muy
propio de otros tiempos.
El futuro de Mabuse es poco halagüeño. Todos desearíamos que
volviese fortalecido, en una nueva saga de películas divertidas y de calidad,
recuperando su grandioso poder y su temible personalidad, y por qué no,
logrando al fin sus pavorosos propósitos. Al fin y al cabo estamos hablando de
ficción. ¿O no?
Recursos:
https://en.wikipedia.org/wiki/Dr._Mabuse
https://www.mabuse.cl/historia.php?id=67647
https://www.filmaffinity.com/es/movie-group.php?group-id=972&orderby=pos&chv=list
http://metacultura.com.ar/los-alcances-del-control/
https://riunet.upv.es/bitstream/handle/10251/41203/NOSFERATU_034-035_003.pdf
Hipnosis, Telepatía, Transferencia Psíquica Post Mortem, Trastorno Obsesivo Compulsivo: el personaje no se priva de nada. ¡Interesantísmo texto y sobre todo su conclusión!: "Todos somos herederos del doctor Mabuse en mayor o menor grado".
ResponderEliminarGracias; lo del TOC se refiere más o menos irónicamente al autor del texto...
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