Cuatro años insólitos en Zaragoza
En el marco de la llegada de
apuestas municipalistas de izquierdas a numerosos ayuntamientos de toda España,
el sábado 13 de junio de 2015 tomó posesión un nuevo equipo de gobierno en el
Ayuntamiento de Zaragoza. Contra todo pronóstico, el alcalde y los concejales
iban a ser los genuinos representantes del pueblo, y no de las corporaciones.
El grupo al que pertenecían era Zaragoza en Común (ZeC), un ejercicio de
confluencia política encabezado por el abogado progresista Pedro Santisteve,
que asumió la alcaldía. La candidatura contó con la integración de Izquierda
Unida y otros cinco partidos, además del apoyo externo de Podemos.
En aquellas elecciones
municipales, ZeC fue el segundo grupo más votado, tras el Partido Popular, y
obtuvo el Gobierno local con los votos del PSOE (que había gobernado antes) y
Chunta Aragonesista. Los nueve representantes (alcalde y ocho concejales)
gobernaron en solitario durante cuatro años, hasta 2019.
El gasto social se incrementó significativamente, pese a que
la situación económica del consistorio era ruinosa. La prioridad del equipo era
paliar la emergencia social, puesto que la bolsa de pobreza ciudadana era muy
abultada a causa de la crisis económica.
Mediante una estrategia de acoso y derribo, los partidos
opositores, que no soportaban ver perdidos sus privilegios de clase, incluido
el PSOE para bochorno de historiadores, lanzaban noticias injuriosas contra los
nuevos representantes del pueblo, con rabia feroz y resultados a su favor. Utilizaban
cualquier excusa, acusando falsamente a ZeC de ejercer prácticas irregulares
que, en una extraña lógica, les parecían bien para sí mismos.
Una oposición que torpedeaba en los plenos cualquier
iniciativa de sostenibilidad o justicia social, con el apoyo de los medios de comunicación
tradicionales como Heraldo de Aragón, mientras desde las concejalías se
intentaba enderezar la herencia recibida, inmoral, corrupta y vergonzosa.
Las grandes contratas habían hecho de su capa un sayo, con
la connivencia de los partidos tradicionales. La gestión de limpieza, parques y
depuración de aguas rebosaba de incumplimientos y trapicheos. El urbanismo
público había bailado al son que tocaban las grandes constructoras. Hasta el
protocolo municipal estaba regido por las ancestrales costumbres de la iglesia
católica y del ejército.
Para más inri, los trabajadores de la contrata de autobuses
realizaron una larga huelga, de la que también se responsabilizó al
ayuntamiento de izquierdas, por negarse éste a solucionarla con dinero público.
La huelga acabó sin que, como antes había sido uso común, se gastase nada para
ello. El mismo espíritu de contrarrestar el derroche sirvió para utilizar al
Real Zaragoza como arma arrojadiza. Todo estaba permitido.
Los zaragozanos asimilaron
los mensajes de la nueva aristocracia: cundió la impresión de que la política
de sus representantes, encabezados por Santisteve, era negativa, errática, no
dialogante y paralizadora de la economía. La realidad era bien distinta: las
iniciativas sociales, culturales, ambientales, urbanísticas, de transparencia y
de participación eran casi diarias.
Con la bandera de la ética, los nuevos concejales
izquierdistas iban lanzando apuestas por una nueva política. Pero tenían
enfrente al PP y al PSOE, viejos zorros que, en cuanto veían su oportunidad,
enviaban las propuestas avanzadas a la Justicia, con la excusa de que no se
cumplían al dedillo las normativas creadas años antes por ellos mismos.
Así, cuando se pretendió extender el servicio público de
bicicletas a los barrios, algo no estaba bien en los papeles y fue tumbado por
los tribunales. Así, cuando se intentó hacer un "urbanismo de las pequeñas
cosas", contratando para los arreglos cotidianos a empresas sociales, los
pliegos no cumplían vaya usted a saber qué cláusulas. Así, cuando se decidió
cambiar la normativa para poder quitarse de en medio a presuntos corruptos
arraigados, los medios de comunicación afines al pasado hicieron sonar sus
trompetas hipócritas, acusando de dictatorial al nuevo consistorio (caso
Ecociudad).
Pasaron cuatro años, en los que se frenó un buen número de
atrocidades y se pretendió hacer de la ciudad otro mundo posible. Pero los
munícipes bisoños no consiguieron trasladar sus logros a la ciudadanía, y mucho
menos enfrentarse a los ataques de artillería pesada y falsaria de sus
oponentes políticos y mediáticos.
La estrategia del principal periódico de la
región, el Heraldo de Aragón, consistió en publicar una página diaria contra el
Gobierno municipal. Mientras que en las épocas anterior (PSOE) y posterior (PP)
se informaba sobre el consistorio utilizando la palabra Ayuntamiento, entonces
se encabezaban las noticias con las siglas ZeC. En las escasas ocasiones en las
que la actuación de los concejales les era indiferente, abandonaban la táctica
y atribuían los hechos al Ayuntamiento. El resto de medios informativos hacían
un vergonzoso seguidismo de las campañas del Heraldo.
Los medios
publicitarios públicos de contraataque brillaban por su ausencia: la comunicación a la ciudadanía por parte de
ZeC era nefasta y no conseguía llegar más que a los partidarios más informados,
que lograban leer entre líneas los medios de comunicación (ninguno afín), o
seguían por internet los avances políticos.
Han pasado los años y la sensación general de
los zaragozanos sigue siendo la de que el período 2015-19 fue de parálisis
municipal, cuando no de retroceso. Los datos nos dicen todo lo contrario. Se
impone recopilar un listado.
- Zaragoza fue la única gran ciudad reconocida tres años
consecutivos como “excelente” por su inversión en servicios sociales.
- El presupuesto del área de Derechos Sociales se incrementó
más de un 46%, alcanzando los 112 millones de euros en 2018.
- Se construyó en solo cuatro años más vivienda social que
en las tres legislaturas anteriores todas juntas (doce años).
- El alquiler social se incrementó en 689 viviendas.
- Se realizaron más de 1.600 mediaciones ante desahucios.
- Se concedieron más de 130.000 ayudas de urgencia, por 36,4
millones de euros, incrementando el presupuesto un 53,5%.
- Se puso en marcha la compra directa de energía eléctrica y
se implementaron medidas de eficiencia energética, ahorrando 16 millones de
euros.
- Se instalaron placas fotovoltaicas en distintos edificios públicos y fotolineras para la recarga de coches eléctricos, y se fomentó el autoconsumo energético.
- Se gastaron 2 millones de euros menos en luces
ornamentales.
- Se fomentaron los desplazamientos en transporte público,
que aumentaron un 35% frente al coche privado.
- Se incrementaron los carriles bici más de 100 km, llegando
a 133 km y alcanzando la mayoría de las vías principales.
- Se puso en marcha la recogida selectiva de materia
orgánica, llegando a 100.000 personas.
- Se redujo la deuda en 311 millones de euros, consiguiendo
salir del Plan de Ajuste estatal cinco años antes de lo previsto.
- Se redujeron los gastos de representación y protocolo un
40%.
- Se gastó 600.000 euros al año menos en altos cargos
designados a dedo que en el Gobierno siguiente.
- Se crearon más de 200 nuevos puestos de empleos públicos.
- Se redujo el Impuesto de Bienes Inmuebles al 99% de los
ciudadanos.
- Se bonificaron las tasas y plusvalías por herencias a las rentas
más bajas.
- Se invirtieron 15 millones de euros en los Presupuestos
Participativos, con 300 intervenciones.
- Se apostó por el comercio de proximidad, con la red de
mercados públicos y la remodelación integral del Mercado Central.
- Se pacificaron vías importantes de la ciudad mediante la
cota cero, como Don Jaime I, mejorando la movilidad y ayudando al pequeño
comercio.
- Se puso en marcha el Plan de Renovación de la flota de
autobuses de la ciudad, adquiriendo buses híbridos y eléctricos.
- Se desbloqueó tanto la adecuación de la avenida de
Cataluña como la prolongación de la de Tenor Fleta, en un contexto de mejora de
los barrios, y no solo el centro.
- Se iniciaron litigios para reportar al Ayuntamiento 40
millones de euros: 25 por el tranvía, 8,5 del Tiro de Pichón, 1,5 de Avanza y 4
por los juzgados de la plaza del Pilar.
Más allá de la evidencia de todos
estos datos, el gobierno de ZeC fue un breve y trascendente período de
excepción histórica. Los de siempre no dejaron de ser los verdaderos dueños del
cotarro, pero en los anales quedarán siempre inscritos los únicos cuatro años
de la ciudad bimilenaria en los que no se produjo la inmortal connivencia entre
el poder fáctico y el administrativo.
Fuentes:
- 4 años de cambio. Folleto de
propaganda electoral impreso por ZeC para las elecciones municipales de 2019.
- Comentario del usuario
BellaCiao en la versión digital de El Periódico de Aragón (9-10-2022)
- http://tausiet.blogspot.com/2016/07/un-ano-de-zaragoza-en-comun.html
- http://tausiet.blogspot.com/2021/09/de-la-elocuencia-la-bisonez-y-la.html
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