Vamos a ver


Vamos a ver. Hace mucho calor y estamos en noviembre casi. Entonces, en las calles del hemisferio norte, nos parece que la cosa no es normal. Pero nos ponemos a hablar del ahorro en calefacción y sonreímos, sin considerar que todo esto es lo que nos dijeron ya. Todo esto es lo del cambio climático, antes llamado calentamiento global. Pero no, jajaja, es que los vendedores de abrigos y botas están lamentándose porque no hay compradores, jajaja. Y siguen las gentes sus vidas y creen todos que, bueno, lo que pasa es lo que pasa, ya llegará el frío, jajaja. Menos mal que hay unos cuantos jóvenes que se toman esto como lo que es, el inicio del apocalipsis, e intentan que alguien entre en razón. Echan tomate y puré a los cristales de los cuadros a ver si alguien se entera de que estamos camino de la extinción. Y los puretas, los intelectualoides y los listillos dicen que esos jóvenes yerran en su propaganda. Sentados en sus sillones de pretérito imperfecto nos cuentan que los marcos de las obras de arte pueden sufrir corrosión. El dedo, la luna, los opinadores. Algunos gobiernos siguen las directrices ecológicas y lógicas, cierran centrales térmicas, impulsan energías renovables. Es cuando entran en juego las consideraciones cortoplacistas y los cerrados de mente ponen el grito en el cielo defendiendo los puestos de trabajo de quienes van a morir abrasados. Seguimos liberando anhídrido carbónico, ahora llamado dióxido de carbono. Da igual, el lenguaje va a dar igual pronto. Yo me moriré antes, pero hay personas a las que quiero que aún vivirán cuando todo se desmorone definitivamente. Pero sigamos disfrutando mientras la orquesta del Titanic siga tocando. Esto del calorcito casi a las puertas del invierno, hemisferio norte, el sur también existe, es una anécdota hilarante. Vivan la gastronomía, las competiciones deportivas, el sagrado arte de los museos y la crítica a la anécdota. Muramos bailando al son de los negacionistas de la ciencia y leguemos a nuestras próximas generaciones un mundo abrasado, yermo y podrido de gases nocivos. Se ha probado con una certeza estadística del 99 % que los causantes de las alteraciones de la temperatura en los últimos 60 años han sido los gases con efecto invernadero. Pero riamos, bailemos, disfrutemos de lo que nos queda, porque el humanismo pasó de moda y las consignas medioambientales son cosa de cuatro adolescentes que echan salsas a las obras de arte, esas que sí tienen un valor intrínseco, esas que debemos preservar aunque se nos queme el culo a todos y la Humanidad acabe pronto agonizando de hambrunas globales.

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