Judíos, antisemitismo, sionistas y antisionismo
El pueblo judío es un grupo de personas que desciende de los
hebreos, uno de los antiguos pueblos semitas de Oriente Medio, junto con los
árabes, acadios y fenicios. Tradicionalmente, los judíos han compartido una
religión (judaísmo), un idioma (hebreo) y una cultura. Un judío puede ser ateo
y no hablar hebreo. La mayoría de los judíos actuales considera que lo son por
ascendencia y cultura, no por religión.
La etnia judía existe porque, como en todas las etnias, sus
miembros comparten unos mitos sobre su ascendencia. Los judíos ortodoxos creen
que alguien es judío si desciende de madre judía, o si se convierte al judaísmo
siguiendo su legislación religiosa. Sin embargo, los judíos reformistas afirman
que es judío quien tiene padre o madre judía, además de quien se siente judío.
La tradicional dedicación de los judíos a las finanzas
procede de la prohibición medieval de poseer tierras. Ya en el siglo XX, los
judíos emigrados a Estados Unidos impulsaron la industria del cine, y luego la
televisión.
El antisemitismo es una forma de racismo centrada en el odio
a los judíos. Sus antecedentes son las persecuciones religiosas, con mitos
asociados como el de que los judíos asesinaron a Jesucristo, que Judas lo
traicionó, o los asesinatos rituales de niños cristianos. Se consolidó en el
siglo XIX, cuando se dio forma a teorías conspirativas que los acusaban de ser
enemigos del género humano.
La teoría de la conspiración judeo-masónica y su variante,
la conspiración judeo-masónica-comunista internacional, fue difundida por la
ultraderecha. Se trata de un supuesto plan para dominar el mundo. El texto más
difundido sobre ello es Los protocolos de
los sabios de Sion (1903). Fue fabricado por la Rusia zarista para
justificar la persecución antisemita y se utilizó también para desacreditar la
Revolución de 1917.
Su contenido de ficción incluye planes para que los
banqueros judíos controlen la economía y la prensa del mundo, con el objetivo
de destruir la civilización. Los
protocolos… es una de las bases de la ideología nazi, y también ha tenido
un profundo calado en países islámicos. Otro argumento antisemita conspiranoico
es la negación del holocausto.
El lobby judío estadounidense es un grupo de presión
política y económica al que se atribuye un poder omnímodo, en la línea de las
teorías de la conspiración antisemitas del siglo pasado, olvidando los demás
grupos de presión, como el saudí, el armamentístico, el energético, el
tecnológico o el farmacéutico. A menudo se arguye que Israel controla Estados
Unidos. Sin embargo, la relación es evidentemente inversa.
Los grandes fondos de inversión multinacionales que
controlan buena parte de la economía y los medios de comunicación mundiales,
como BlackRock, tienen al frente a personas judías. Esto es un dato que
alimenta con facilidad el antisemitismo, incluso entre personas que se
consideran no racistas. Sin embargo, la etnia de esos directivos no es
objetivamente criticable, sino las decisiones políticas de los principales Gobiernos,
que han cedido el poder al capital.
El sionismo es un movimiento político nacionalista judío,
que nació a finales del siglo XIX defendiendo que se trataba ante todo de un
grupo nacional y no religioso. No obstante, las bases míticas del sionismo son de
orden religioso, al considerar a los judíos el pueblo elegido por Dios. Ello
les llevó a reclamar su propio Estado, que situaron en Palestina, con capital
en Jerusalén. Durante el mandato británico de Palestina, los judíos que vivían
allí eran predominantemente seguidores del sionismo socialista.
La población árabe de Palestina, mayoritaria, se opuso al
sionismo. Desde la creación del Estado de Israel en 1948, se iniciaron los
conflictos armados entre judíos y palestinos. Mientras tanto, el sionismo pasó
a identificarse con la ocupación de territorios, disminuyendo progresivamente
hasta hoy los de Cisjordania y Gaza.
Esta ocupación progresiva, que contraviene la legislación
internacional, se lleva a cabo mediante el genocidio de la población palestina,
recrudecido a partir de 2023. Además de este exterminio, se pretende el
desalojo total de los palestinos de Palestina. Ser judío no es sinónimo de ser
un sionista genocida. El actual Gobierno de Israel sí lo es.
El antisionismo es la oposición al sionismo. Si bien en
origen el antisionismo se refirió a la negación de la existencia del Estado de
Israel, la utilización del vocablo en nuestros días hace alusión a la oposición
a las políticas del Gobierno israelí respecto a los palestinos. Cuando se habla
del régimen sionista de Israel se reivindica un Estado palestino y el fin de su
ocupación.
La propaganda sionista equipara el antisionismo con el
antisemitismo, para acusar de antisemitas a los que critican sus ocupaciones,
matanzas y desplazamientos masivos de población. La consideración de Israel
como Estado racista y terrorista es una constatación objetiva de la situación
actual, muy distinta al antisemitismo.
La industria militar estadounidense, y por ende la economía
del país, se beneficia directamente del perenne conflicto de Oriente Medio. El
principal responsable de la terrible situación del pueblo palestino es Estados
Unidos. El reconocimiento del Estado de Palestina por parte de algunos aliados
de Estados Unidos abre una pequeña brecha política para conseguir la paz en el
territorio.
Cualquier argumento que considere una etnia como origen del
mal es rechazable. Más nos valdría repasar las relaciones históricas entre el
capitalismo y su hijo bastardo, el fascismo: una ideología que utiliza sus
argumentos racistas para seguir confundiendo a la gente.
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