Obituarios anticipados (3). Guerra
El político Alfonso Guerra nació en Sevilla en 1940. A los
20 se afilió a las Juventudes Socialistas y pasó al PSOE dos años después. En
1974 se fue con sus amigos al Congreso de Suresnes para impulsar un partido
casi inexistente y evitar la hegemonía del PCE en el posfranquismo, siguiendo
las consignas y la financiación de los socialdemócratas alemanes. Sus colegas
de Sevilla eran Manuel Chaves y Felipe González (secretario general del partido
desde hacía dos años), y del País Vasco acudieron Enrique Múgica, Txiki Benegas
y Nicolás Redondo.
Ya en 1979, se convirtió en vicesecretario general del PSOE,
en el mismo congreso extraordinario en el que se eliminó el marxismo de los
estatutos. En 1982 llegó a ser vicepresidente del Gobierno, cargo en el que se
mantuvo hasta 1991. Durante todo ese tiempo, ejerció de supuesto izquierdista o
“poli malo” en su pareja con el pretendidamente ponderado Felipe, que actuaba
de “poli bueno”.
Guerra paseaba por las radios y televisiones haciéndose el
listillo intelectual y lamentando su obligación de dedicarse a la política.
Recitaba sensibles versos propios, recordaba a Machado, elogiaba a Mahler, y en
el Congreso y en los mítines ejercía de humorista corrosivo contra la derecha.
Mientras, gobernaba el partido con mano de hierro, asistido
por Benegas y aglutinando en su entorno a un sector, el llamado guerrista, que
actuaba como su guardia pretoriana. De puertas afuera, los afiliados de su
bando se hacían notar como más progresistas que el resto. De puertas adentro,
constituían un grupo de presión, dirigido por él, que ponía y quitaba altos
cargos en la Administración.
Así, consiguió defenestrar a Pilar Miró como directora de
RTVE en 1989; impuso a Manuel Chaves como presidente de la Junta de Andalucía
en 1990; y el guerrista José Marco llegó a la presidencia de Aragón con el voto
de un tránsfuga, en 1993.
Cuando Guerra dimitió de vicepresidente, se había enconado
ya su enfrentamiento con su gran amigo Felipe, aunque la causa oficial fue el despacho
donde su hermano negociaba prebendas en Sevilla.
Toda aquella época de afilado humorista había despertado la
simpatía por Guerra desde sectores a la izquierda de su partido, que le reíamos
las gracias con ganas. Nos gustaba escucharle dando caña a la derecha.
Ya en 2015, renunció a su escaño. Había sido el principal
impulsor del rechazo en el Congreso al nuevo Estatut catalán, en 2006. Ahí
empezó la nueva escaramuza bélica de Catalunya. Por supuesto, en 2017 defendió
el envío del ejército ante la proclamación independentista.
Del mismo modo que su antiguo amigo Felipe, Guerra ha
seguido haciendo declaraciones en los medios desde una posición derechista. No
le gustó que el PSOE pactase con la izquierda un Gobierno de coalición en 2020,
y ha estado criticando regularmente sus políticas. Eso sí, no olvida ensalzar
las bondades de la monarquía y de Juan Carlos I.
Dado que los únicos que han seguido disfrutando de las palabras del finado son del espectro ideológico de la derecha, el entierro de Alfonso Guerra se celebrará en el santuario de Covadonga, y sus restos mortales depositados junto a la legendaria tumba de don Pelayo. Así se le rendirá cumplido homenaje a su trayectoria al servicio de España, una, grande y libre.
(Caricatura: Gallego & Rey)
Antonio Tausiet. Zaragoza, 27 de marzo de 2023.
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