Presentación libro “Luis Buñuel, novela”, de Max Aub


Presentación del libro Luis Buñuel, novela, de Max Aub. Editorial Cuadernos del vigía. Edición a cargo de Carmen Peire. Jueves 16 de enero de 2014. Edificio Paraninfo. Aula de cine de la Universidad de Zaragoza. Ciclo "La buena estrella", organizado por Luis Alegre.

Transcripción de Antonio Tausiet, 8 años después.

En la mesa, Luis Alegre, Antón Castro, Agustín Sánchez Vidal, Carmen Peire y Miguel Ángel Arcas, director de la editorial.

Luis Alegre: Estamos ante un acontecimiento excepcional alrededor de la figura de Luis Buñuel. Tenemos a Amparo Martínez entre el público. A partir de la investigación de más de 5.000 hojas depositadas en la Fundación Max Aub, y 42 años tras su muerte, es publicado este libro.

Carmen Peire: Elena Aub, de 83 años e hija del autor, estuvo empeñada en esta publicación. Se trata de dos figuras exiliadas, Aub y Buñuel. Yo misma soy hija de un exiliado en Venezuela, y Max Aub es el escritor en el exilio por antonomasia. Federico Álvarez, el marido de Elena Aub, fue quien publicó la primera versión: Conversaciones con Buñuel (Aguilar, 1985) [Hay una tercera, a cargo de Jordi Xifra: Buñuel. Todas las conversaciones (Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2020)]. Max Aub murió de infarto en 1972, y su archivo personal pasó años después a la Fundación Max Aub de Segorbe (Castellón).

Había miles de páginas sin ordenar, hasta que un día encontré un esquema de la primera parte del libro: la cronología de la vida de Luis Buñuel. Respecto a la segunda parte del libro, Román Gubern quiso analizar en ella las vanguardias de la Belle Époque. Había distintas versiones y hubo que reducirlo mucho. Una vez ordenado el libro, encontré varios casetes con conversaciones con Buñuel. Tras un trabajo de cuatro años, se incluye en el libro también un DVD con esas grabaciones. “He venido, pero no he vuelto”, fue la frase que pronunció Aub en su viaje a España de 1969.

Agustín Sánchez Vidal: Buñuel estaba preocupado por la mala leche de Aub. Para su libro, Aub reclamaba gente, como Alcoriza o Carrière, además de los 45 entrevistados. Hay muchísimas cintas grabadas. Dalí es tronchante y más inteligente que Aub. Buñuel responde a algunos otros entrevistados: su hermana Margarita dice que se quiso meter cura y lo desmiente.

Cuando reconstruí de Buñuel en un libro su Obra literaria (ed. Heraldo de Aragón, 1982) [Hay otras dos versiones: una a cargo de Manuel López Villegas, Escritos de Luis Buñuel (Páginas de espuma, 2000), y otra de Jordi Xifra, Obra literaria reunida (Cátedra, 2002)], faltaban cosas y Federico Álvarez fue amabilísimo conmigo. Había sido el director del Fondo de Cultura Económica [prestigiosa editorial del Estado mexicano] y Aguilar (hoy de Prisa [desde 2014 de Penguin]) tenía una filial en México. Max Aub estaba reconstruyendo la obra literaria de Buñuel.

Las vanguardias en España no son sólo el 27, que se organizó contra el ultraísmo, vanguardia autóctona de Vicente Huidobro. La Residencia de Estudiantes fue un foco vanguardista. EN Madrid predominaba la pintura, y en Barcelona la poesía.

Antón Castro: Considero fundamental el libro de las Conversaciones de 1985. Yo mismo he escrito 60 o 70 artículos sobre Buñuel. El ultraísmo fue muy importante y le convirtió en un escritor surrealista. Max Aub dice que Buñuel es un escritor que hace cine. El libro no ahonda en la infancia, pero sí sobre su padre Leonardo Buñuel y sobre Pilar Bayona, así como sobre su reencuentro con Pepín Bello en 1963.

Para Buñuel, Galdós es el escritor fundamental, y de Sade admira y adopta su mirada. Durante sus ataques de ciática, también se dedicó a leer a Arniches. Se desgranan anécdotas también sobre Concha Méndez, Manuel Altolaguirre y Rafael Alberti. Max Aub es un grandísimo escritor, algo heredero de Ramón Gómez de la Serna. Las conversaciones son un tour de force entre Aub y Buñuel, con respeto mutuo.

Miguel Ángel Arcas: Mi editorial publicó en 2010 el libro de Max Aub Juego de cartas, una obra heterodoxa. En ella participaba como ilustrador Jusep Torres Campalans, un pintor ficticio que había inventado Aub, y del que pintaba sus cuadros. Aub fue el responsable de encargar al Picasso el Guernica. Otra obra políticamente incorrecta de Aub es Crímenes ejemplares. Se trata de hacer una reivindicación de la obra de Max Aub. Un libro mal editado resulta ser un libro mal leído.

Luis Alegre: El concepto que manejaba Max Aub era convertir a Buñuel en un personaje, para llegar a su interior. Consideraba la biografía un género falso, y la mejor forma de tratar la ambigüedad de Buñuel era esa, para él: “Todo hombre que vive, va escribiendo una novela”. Los textos preliminares del libro constituyen una lúcida historia de España.

Agustín Sánchez Vidal. El modelo del libro lo da Campalans. Lo que quiere Max Aub es pensar cuál ha sido la aventura estética del siglo XX, y lo hace mediante síncopes: cubismo en la música, jazz en la pintura. Descubre que el siglo XX es el del cine, con el surrealismo. Dalí supera a Aub, porque es el máximo teórico de las vanguardias del siglo XX. El cubismo tiene dos herederos: el surrealismo y el neoplasticismo (Mondrian). Según Aub, el surrealismo desplaza al cubismo, y el cine es el primer arte del siglo XX. Así llega a Buñuel. Además, el cubismo es un arte español: Picasso y Juan Gris. Tanto el cubismo como el jazz tienen influencia negra.

Público: Buñuel y Sender se llevaban mal. Sender era cobarde y bocazas.

Agustín Sánchez Vidal: En Seseña (Toledo), donde se rodó La caza de Carlos Saura y actuó el Pocero (constructor corrupto), hubo un episodio de la Guerra Civil: el regimiento de Líster fue emboscado y el soldado Sender desertó a Madrid. Su esposa embarazada fue violada, torturada y fusilada por el bando franquista en Zamora. Los comunistas estaban contra Sender, que pensaba que el KGB lo quería liquidar. Sender no puso problemas para la edición de la obra literaria de Buñuel. Salvador Dalí no denunció a Luis Buñuel, en contra de lo que se suele afirmar.

Antón Castro: Dalí era una mala persona, pero no guardaba rencor. Buñuel le omitió en los créditos de Un perro andaluz y La edad de oro, y le pidió que se le nombrase. Apareció Gala. Buñuel y Dalí estaban los dos en Estados Unidos. Buñuel se había gastado los 750.000 francos recibidos por sus películas, sin repartirlos con Dalí. Buñuel ya no tenía dinero, y Gala debió operarse en París en 1936 para extirparle un fibroma uterino. Buñuel pidió dinero a Dalí y le contestó que no quería colaborar. Después, Buñuel entró a trabajar en el Moma a las órdenes de Rockefeller, que burló la nacionalización del petróleo mexicano. Rockefeller lo echó porque era miembro del Partido Comunista. Todo esto lo relata Fernando Gabriel Martín en su libro El ermitaño errante (Tres fronteras, 2010), tras 17 años investigando a Buñuel. Las cosas no son tan simples.

Público: Se consulta acerca del piano de Jeanne Rucar y José Ignacio Mantecón.

Carmen Peire: Luis Buñuel conservó a sus antiguos amigos, como José Ignacio Mantecón, Gustavo Durán o Louis Aragon.

Público: Buñuel daba dinero al cura de Calanda para que hiciera misas.

Javier Espada (público): No le daba el dinero para misas, sino para socorrer a la gente.

Amparo Martínez (público): Comparando este libro con su edición anterior, vemos que Buñuel está menos “construido”. Por ejemplo, en su relación con Juan Vicéns. ¿Cómo definiría Max Aub a Luis Buñuel?

Carmen Peire: Aub no era “admirador”, sino amigo de Buñuel. Dijo que “al fin y al cabo daba igual” si Buñuel era o no comunista, y que eran tan amigos que no tenían fotos juntos. Sin embargo, en el Archivo de Puebla (México) hay fotos donde aparecen ambos. Aub hizo definiciones de Buñuel muy buenas y profusas, como “Contradicción hecha arte”.

Miguel Ángel Arcas: El libro es literariamente muy valioso. Aub lo llama novela porque construye un personaje con muchas aristas: visto desde distintos ángulos, sin alcanzar la verdad de la persona, pero sí del personaje.

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