Vendidos
Se habla mucho estos días sobre la mala situación de la economía de España. Y en los medios de comunicación se dan opiniones al respecto, supuestamente encontradas.
Pero no oigo (estaré mal del oído) ni leo (estaré mal de la vista) a nadie que diga o escriba que si las instituciones europeas ordenan joder a la gente de a pie, una buena idea sería no hacer caso a las instituciones europeas.
O sea, que si los alemanes, que mandan recortar dinero en derechos adquiridos y recortar derechos directamente, no fuesen obedecidos por el gobierno español, no se retrocedería en bienestar social, en sanidad, en educación, en pensiones, en conquistas sociales.
Inclumpliríamos las directrices europeas. Nos dirían que si no hacemos caso, no nos rescatarán, nos expulsarán. De la Unión Europea, del euro. Pues nos vamos.
Que cambien el chip. Mientras sus valores sean joder a los pobres, no tenemos que estar con ellos. Fin del capitalismo, de las absurdas ayudas a los bancos. Bienvenido el humanismo perdido.
Pero los supuestos progresistas críticos con el gobierno conservador español sólo aciertan a balbucear que debería haber gobiernos de concentración de los dos grandes partidos para salvar la economía. Canallas, cobardes, traidores. Vendidos.
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