Conversación entre un bazo, un páncreas y Javier Lambán

-Hola, páncreas, ¿qué tal te va? 

-Aquí estoy, como siempre, detrás del estómago, como tú, bazo. Y pluriempleado. Echando hormonas al riego sanguíneo y además, ya sabes, surtiendo de jugo pancreático al duodeno.

-Ya, lo mío es también de alta responsabilidad, aunque no se me presta demasiada atención. Algunos hasta me confunden con el brazo.

-¿Qué brazo? ¿El izquierdo o el derecho?

-Muy gracioso. Ahora yo tendría que llamarte pantócrator, que sé que no te gusta nada.

-Mira el bazo, tan discreto siempre, qué pronto se pica. Pero es cierto que también cumples una función importante, nada menos que el centro de operaciones del sistema inmunitario.

-Efectivamente, páncreas. Estoy todo el día gestionando el reciclaje de los glóbulos rojos y las plaquetas, filtra que te filtra. Limpiando la sangre, vamos.

-Yo digo que serías como el servicio de recogida de basuras, que nadie lo nombra hasta que se ponen en huelga.

-Estoy de acuerdo. Pero es que además soy pluriempleado como tú. No sé si sabes que formo parte del sistema linfático.

-Eso sí que es un lío, bazo. Me refiero a los líquidos que no son tan conocidos como la sangre. La linfa, por ejemplo.

-Es muy fácil, la linfa recorre el sistema linfático. ¿Te suenan la médula ósea, el timo o los ganglios linfáticos? Pues yo soy, como ellos, un órgano linfoide.

-A ver, que si te pones estupendo yo ya te he dicho que secreto jugo pancreático. No hace falta que me nombres cosas tan raras como el timo.

-Entonces no eres tan ajeno a ciertos líquidos. Has hablado de que lo echas al duodeno. Esa es la parte del intestino que está pegada al estómago, ¿no?

-Exacto, bazo listillo. Ahí vierto mi jugo para que el intestino pueda procesar la comida, que en esa fase es ya un bolo mezclado con jugos gástricos muy ácidos. Lo que más aporto es bicarbonato, que lo sepas.

-Vale, vale. Vamos a llevarnos bien, páncreas, que para eso somos vecinos.

-Sin problema, a mí no me caes mal del todo. ¿Y qué hormonas fabricas, bazo?

-Yo ninguna, páncreas. El de las hormonas eres tú.

-Ah, sí, qué despiste llevo. Sobre todo me dedico a la famosa insulina, que controla el nivel de azúcar en la sangre.

-Díselo a los diabéticos, la conocen bien.

-Desde luego, bazo. Pero lo de la linfa no lo has acabado de aclarar.

-Pues es un líquido blanquecino. Siguiendo con la metáfora del sistema de limpieza de las ciudades, sería el agua de las alcantarillas. Mis compañeros y yo somos las depuradoras, que devolvemos la linfa limpia al riego sanguíneo, que sería el abastecimiento de agua potable.

-En definitiva, que yo ejerzo una función imprescindible en el sistema digestivo y tú en el de la sangre.

-Pero no creas que por eso nos van a prestar más atención, páncreas. Siempre estarán atentos al corazón, los pulmones y el estómago.

-Bueno, y al cerebro. El que lo tiene fatal de verdad es el timo. Yo no sé ni dónde está.

-No fastidies, que es compañero mío. Para que te hagas una idea, está pegado al corazón.

-Qué bonito, me pongo tierno.

-Lo que nos faltaba, un páncreas romántico.

-Peor eres tú, bazo, siempre tan pragmático.

-Se me ocurre que como los dos somos rojos, podríamos servir de símbolos de partidos políticos de izquierda. Yo sería más de los que gestionan las basuras del sistema y tú de los que aportan bicarbonato para los trágalas.

-Lo veo un poco cogido por los pelos, bazo. Además, yo también fabrico insulina.

-Más a mi favor, páncreas. Ten en cuenta que tu nombre tiene el anagrama “pescarán”. Pescarán insulina en limusina, supongo.

-Y tú eres el inicio de la palabra bazoca, bocazas.

-Y tú las pantorrillas de un pantócrator.

-Y tú siempre esnifando linfa, cuyo anagrama es “final”.

-The Final Countdown. Como la cuenta atrás de mi partido, si no recupera el sentido común y vuelve a la senda de la socialdemocracia de verdad. Permitid que me presente. Os he estado escuchando y me ha parecido muy interesante vuestra conversación. Soy Javier Lambán, presidente socialista de Aragón entre 2015 y 2023.

-Encantado, Javier. Soy el bazo. No sé si sabéis que mi nombre viene del latín badius, que significa rojizo. Rojizo como la sangre que filtro.

-Pues claro que lo sé, bazo, también soy rojo a mucha honra.

-Hola, Javier, soy el páncreas. Dices que eres el expresidente de Aragón, pero te refieres al Gobierno de Aragón, que no es lo mismo. Es como si yo me autoproclamara páncreas de todos los aragoneses.

-Perdona, páncreas, pero fui un cargo electo. Y tu nombre procede del griego y quiere decir “todo carne”.

-Javier, carnuz, la proclamación de presidente autonómico es mediante los votos de los cargos electos, que a su vez te eligieron a ti. Pero no es eso lo que quiero decirte. A fuer de no dejar hablar al bazo, me gustaría que nos contases esa deriva tuya hacia el lado oscuro que hemos detectado.

-Yo no lo veo así. Milité en las filas del anarcosindicalismo y después he pasado toda mi vida defendiendo y creyendo firmemente en los principios de la socialdemocracia.

-Qué típico, Javier. El abrazo ancestral entre anarquistas y socialdemócratas. El problema no es que os unáis, o convirtáis, por vuestro odio cerval a los comunistas. La gravedad es que vuestra socialdemocracia, en la práctica, es neoliberalismo. Y más en tu caso.

-Perdonad los dos. Como bazo que soy, debo mediar. ¿No sería mejor la unidad ecuménica de la izquierda? Como la unidad del sistema linfático, que es vital para la salud.

-Los tres proclamamos que somos rojos, bazo. Pero Javier me parece que destiñe un poco.

-Debo decir que soy un socialista de verdad, no como los que ahora gobiernan mi partido, que intentan resucitar la Guerra Civil. Yo soy como la insulina, que mantiene el equilibrio en el cuerpo.

-Quizás intenten restablecer la memoria democrática, Javier. Se me ocurre que eso sería más equilibrado.

-Fruslerías. Yo lo que creo es que mi partido en Aragón ha renunciado a su parte aragonesa, porque ahora es rehén de la Moncloa. Como si el páncreas renunciara a su función y se dedicara a hacer lo que le dice el estómago.

-¿No estarías mejor en Vox, Javier? Lo digo por tu manía con los responsables de tu propio partido.

-Eso es una exageración. Lo que sí te digo es que lo importante, es decir la política internacional, la defensa y la economía, me unen más al PP que al PSOE actual. Tengo pocos puntos en común con la izquierda del PSOE.

-Eso está claro, tronco.

-Europa se ha basado en acuerdos entre la antigua democracia cristiana y la socialdemocracia clásica: libertad de mercado, democracia liberal y estado del bienestar.

-O sea, lo que hoy es el PP y lo que ha venido siendo el PSOE.

-Eso es, el espíritu de la Transición y la defensa de la Constitución.

-De las partes de la Constitución que te interesan, Javier.

-¿Te refieres a sus artículos delirantes acerca del derecho universal a la vivienda o a la planificación económica? Esas son cosas que pusieron para contentar a los comunistas. Papel mojado.

-Me encanta cuando hablas de los enemigos de España.

-Pero es que lo son, y además déjame decirte que soy favorable a la energía nuclear. En mi partido se está haciendo todo mal últimamente. Yo soy el garante de la esencia de la socialdemocracia, una opción centrada y no contaminada por ideas radicales, propias de personas llevadas por infantilismos que no van a ningún lado. Te recuerdo que, en la práctica, todos los experimentos comunistas han sido un fracaso.

-Eso es verdad, Javier. La presión ejercida por parte del mundo capitalista, con los Estados Unidos a la cabeza, ha desbaratado cualquier intento de sociedad igualitaria. Lo único que se ha permitido desde esa posición de fuerza ha sido la socialdemocracia, siempre que continuase aliada con la burguesía.

-Efectivamente. ¡Viva el mal! ¡Viva el capital! Oye, páncreas, el bazo se ha dormido.

-Es que duermes hasta a las farolas, Javier. Yo me voy a poner a trabajar un poco con mis cosas. Dales recuerdos a Felipe y a Guerra, que están más a lo tuyo. Bueno, y a Aznar, con quien compartís discurso.

-Páncreas, eres un provocador. Lo importante en esta vida es la conciliación. Al franquismo lo deberíamos olvidar todos. Y digo todos. Yo intento conciliar las diferentes facciones de mi partido, aunque algunos parezcan empeñados en remover el pasado.

-Eso, que sigan mangoneando los de siempre. Y tú que lo veas.

-Vaya siestecita que me he pegado. Páncreas, Javier, ¿qué estabais diciendo?

-No te preocupes, bazo. No te has perdido nada.

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