El dinero protegido: perpetuar la desigualdad
El
60 por ciento del capital mundial está camuflado para no aportar dinero a los
estados. Esto quiere decir que la sanidad, las carreteras, los colegios, los
transportes públicos, las pensiones (y también la apropiación indebida) son financiados
por las personas que tienen menos dinero. Los ricos poseen sus propios
mecanismos para no pagar, una vez que han conseguido sus grandes fortunas, en
la mayor parte de los casos a través de la explotación o extorsión ajenas,
cuando no mediante simples estafas a gran escala. Veamos algunas prácticas de
evasión fiscal y camuflaje de capitales.
Sociedades offshore
Cuando
se tiene mucho dinero, se constituyen sociedades. Es el primer paso para no ser
identificado y así no aportar la parte correspondiente al conjunto de la
población. Estas sociedades legales (empresas que no realizan ninguna
actividad) afirman tener sus lugares de negocio en otros países. Los
territorios donde actúan son los llamados paraísos fiscales, en los que no
tienen que pagar impuestos. Muchos son ex colonias británicas, aunque hay
también otros casos, como los de Panamá o Andorra. Por supuesto, el dinero se
deposita en bancos también extranjeros, y se dispone de él sin control desde el
lugar real de residencia. Las ventajas fiscales para empresas extranjeras son
usadas también en países no considerados paraísos fiscales, con el mismo
procedimiento: tributar en lugares donde no se ejerce el negocio y así evitar
el pago de impuestos.
Un
mecanismo que se ha puesto de moda a través de las vidas aireadas de personas
célebres es el de la residencia ficticia en el extranjero. Simplemente se
consigue que un paraíso fiscal te considere su habitante sobre el papel, y las
leyes e impuestos de tu país real ya no te incumben. Esta práctica es la máxima
simplificación de la anterior, pero no procura el deseado anonimato para el
defraudador sin escrúpulos.
Fundaciones
Sin
necesidad de buscar localizaciones falsas, los grandes capitales pueden también
constituir una fundación. En teoría, las fundaciones son sociedades sin ánimo
de lucro para gestionar dinero que se emplea en el bien común, por lo que gozan
de exenciones fiscales. En la práctica, se trata de una sencilla manera de
ocultar capitales al porcentaje obligado al bien común. Si se sigue el sencillo
proceso de formar una Sociedad Anónima y luego inscribirla como promotora de
una fundación, el nombre de los que perpetúan la hambruna y la miseria queda
perfectamente ocultado.
Además
de preservar todo el dinero, las fundaciones también hacen que éste aumente.
Aunque supuestamente no pueden realizar actividades comerciales, basta con
camuflarlas como cursos u otros servicios, que siempre necesitan una
financiación a la que se prestan gustosas las instituciones públicas y
privadas, para solapar su carencia de iniciativas o como trueque de prebendas.
Las
ventajas de una fundación para las personas sin ética no acaban ahí. El
patrimonio no puede ser enajenado por parte de terceros en litigio. Esto quiere
decir que si hay un juicio contra los ricos en cuestión, el dinero que está
depositado en su fundación no se puede tocar. Lo mismo sirve si se quiere
desheredar o no pagar lo que indique la ley a ex cónyuges o hijos.
Las
grandes fortunas suelen mostrar su cara amable a través de las fundaciones, con
la impunidad que da todavía ese modo de defraudar a cara descubierta. Así,
desde marcas de refresco hasta partidos políticos, pasando por bancos,
constructoras, la Iglesia, medios de comunicación, la Monarquía y el Estado, en
cuanto reúnen dinero constituyen un patronato y crean entes como Fundación Coca
Cola (promoción de las bellas artes, mejora del medio ambiente y progreso de la
ciencia); Fundación Cultural Aena (investigación del transporte aéreo y sus
aspectos culturales y artísticos); Fundación BBVA (promoción cultural y
artística); Fundación Salesiana Don Bosco (promoción de la juventud y la
familia); Fundación Telefónica (acción social y cultural); Fundación Real
Madrid (difusión de los valores del madridismo), etc. Sin perjuicio de los
provechos que muchas personas pobres consiguen a través de estas oenegés,
todas son máquinas de atesorar dinero eludiendo gravámenes.
Uso de la tecnología
A
través de las herramientas que procura Internet, se pueden manejar con
facilidad los grandes capitales ocultos. No es necesaria apenas la existencia
de documentos impresos ni de oficinas con un domicilio concreto. Las
actividades contra el bien común se realizan a través de correos electrónicos y
páginas web cuyas titularidades se pueden ocultar. Las disposiciones en
efectivo se realizan con tarjetas de empresa. Las firmas en los escasos
documentos impresos necesarios se efectúan siempre a través de apoderados. En
muchos casos, si alguien intenta tirar del hilo sólo llega a familiares
cercanos (esposas, padres, hijos, sobrinos) que han aportado sus nombres para
ocultar el del defraudador real.
Embajadas y política
Las
embajadas son lugares en los que se realiza una intensa actividad de ocultación
de grandes capitales. La legislación internacional ampara estas prácticas,
basándose en las relaciones de amistad entre los países.
Los
parlamentos y gobiernos discuten sobre la subida o bajada de impuestos, según
la tendencia política de los representantes. En el caso de partidos conservadores,
se promueve aportar menos para que el comercio aumente. Los partidos
progresistas arguyen que cuanto más se recaude y reparta, menos necesidades
pasarán los desfavorecidos. En cualquiera de los dos casos, no se habla de que
paguen los ricos, sino de la presión fiscal sobre las personas que no utilizan
paraísos fiscales, fundaciones o pasaportes diplomáticos: una manera como otra
cualquiera de seguir mareando la perdiz.
Lavado de dinero (blanqueo de capitales)
El
llamado dinero negro es el que se obtiene mediante actos ilegales. En la mayor
parte de los casos en que aparece un gran montante de capital, éste proviene de
operaciones al margen de la ley. Sus propietarios buscan las maneras de
convertir el dinero ilegal en legal, para huir de la justicia. Un procedimiento
sencillo es atribuir a personas y entidades ajenas las transacciones
monetarias, para evitar ser rastreado. En muchos casos, estas personas no saben
que están siendo utilizadas para el blanqueo. Además de la usurpación de
identidad, también es frecuente la falsificación de documentos acreditativos.
No es rara la colaboración de las entidades bancarias.
La
contribución al gasto público es, en todo el mundo, un asunto de las personas
con poco dinero. Esta evidencia es una de las mayores lacras del sistema
económico y no existe ningún partido político ni asociación de humanos que la
consideren como un asunto prioritario a modificar. Pirámide de poder, datos
ocultos sólo porque no se miran. Realidad.
(Artículo de 2011 corregido y aumentado)
Todas las fundaciones ,observatorios y empresas publicas son opacas a hacienda-AEAT... por Ley ( no tienen que presentar iva,IRPF,facturas que se reflejan posteriormente y anualmente en un registro publico(como todos los resgistros en el estado español B.O.R.M.E... como cualquier mierda de autonomo que escribe...estan para eso para despistar dinero B...Y A.
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